“Más busetas viejas para todos” pudiera ser un curioso eslogan, para que alguna persona interesada en llevar las riendas de una administración, obtuviera la menor votación en un proceso electoral.
Me refiero, al malestar de las empresas de servicio público de pasajeros autorizadas para cubrir rutas y horarios para atender las necesidades de transporte público tipo bus o buseta, cuya vigilancia ha sido bastante laxa por parte de los responsables de tema pertenecientes al Área Metropolitana de Cúcuta (AMC).
Según la noticia publicada por diferentes medios de comunicación y en particular por medio de La Opinión, los transportistas exponen varios puntos de vista, unos con mayor claridad que otros, los cuales se resumen en la nota periodística. En su queja anotan: “En forma verbal, manifiesta que los vehículos que ingresan por reposición deben ser modelo 2010 en adelante, dando una interpretación equivocada a la Resolución 3405 de 2013 del Ministerio de Transporte, sin que exista norma alguna que avale tal postura.”Al respecto, es entendible la duda que le asiste al AMC, toda vez que la citada resolución fija las condiciones para el trámite del traslado de matrícula de buses, busetas, etc. En lenguaje sencillo es traer este tipo de automotores desde cualquier municipio del territorio colombiano y de ahí la presencia de algunas unidades bastante envejecidas, cuyo proceso de combustión contamina exageradamente el ambiente.
La Resolución que cita el gremio, abre la puerta a medias para que esto suceda, pero le deja la llave a la autoridad de tránsito metropolitano cuando define literalmente: “Parágrafo. Excepcionalmente se podrá realizar traslado de matrícula de los vehículos de servicio público colectivo de pasajeros y mixto de radio de acción metropolitano, distrital y municipal cuando se cumplan las siguientes condiciones… b) Que el vehículo objeto de reposición, sea sometido al proceso de desintegración física total y cancelada la respectiva matrícula …”
Hay otros literales, aunque con el transcrito, quedan en el aire varias inquietudes entre ellas, el avance de la chatarrización, puesto que si el ejercicio fuese juicioso, hace mucho tiempo sería noticia de primera página, el número de vehículos sometidos a la destrucción total. Debo dejar en claro, que no pongo en duda las actuaciones de los empresarios del sector transporte frente a la chatarrización, pero queda un sabor amargo al ver buses y busetas con matrículas de otros municipios, cuyas empresas han “logrado” cumplir con el respetivo trámite, no obstante las unidades pudieran tener condiciones técnico mecánicas y de emisión de gases con dudosos resultados.
Otro punto de vista está relacionado con la informalidad puesto que dicha problemática social, crece en la medida que los legales, abandonan o incumplen las rutas y horarios autorizados, situación que obliga a los ciudadanos a tomar cualquier medio de transporte y eso es realmente injusto con las personas que residen en los barrios marginales de la ciudad.
Por lo anterior, el AMC debe ser muy cuidadosa antes de decidir, porque de lo contrario podemos tener cada día, más busetas viejas para todos.