Aun no finalizaba el recuento del cien por ciento de los más de 27 millones de votantes que hicieron uso de su derecho a sufragar en la segunda vuelta electoral en Argentina, representando cerca del 75% de los potenciales sufragantes, cuando el candidato oficialista se adelantó a la finalización del recuento total, y en un acto democrático que habla muy bien de él, reconoció su derrota y le deseó al candidato contrincante y triunfador, éxitos y felicitaciones en su gestión como futuro presidente democrático.
La ventaja del presidente electo Javier Milei fue de algo más de 12 puntos sobre su contrincante Sergio Massa quién ha ejercido como ministro de Economía de una muy maltrecha economía que tiene una inflación interanual desbocada superior al 145%. Ello, y varios otros factores explican posiblemente el resultado, porque más del 40% de la población está bajo la línea de la pobreza, no siendo extraño ver en las calles de Buenos Aires asi como en otras urbes argentinas, muchos mendigos y personas escarbando en los basureros.
En el discurso de la victoria, Milei ha anunciado: “Hoy empieza la reconstrucción de Argentina. (...) Hoy termina el modelo empobrecedor del Estado omnipresente”, habiendo además declarado que “todo lo que pueda estar en manos del sector privado estará en sus manos”, negando eso sí que vaya a privatizar la educación y la salud.
No son pocos quienes piensan que Argentina se enfrenta ahora a lo desconocido, cuando la democracia sufre un creciente menoscabo a nivel global y el recién electo presidente bonaerense tiene muchas similitudes con Trump y Bolsonaro, dos presidentes que finalizaron sus mandatos con convulsiones que pusieron en entredicho la democracia en sus países, pues -pareciera que- los electores se cansaron de cómo se ha estado ejerciendo el poder y buscan una enmienda al sistema político como una manera de rechazar las opciones tradicionales.
Milei se caracterizó durante la campaña por una expresividad verbal y física calificada como de muy histriónica y de usar un lenguaje directo y simple, aunque innecesariamente procaz, lo que unido a sus propuestas ha levantado las cejas de algunos observadores incluso del mundo de la internacional reaccionaria.
Por ello que, no es de extrañar que su victoria ocasione preocupación entre progresistas y liberales moderados. Y no es para menos, porque sus propuestas van desde la eliminación del Banco Central, la dolarización de la economía, la ruptura de relaciones con el Vaticano, China, y todos los países de signo ideológico contrario, a la vez que un combate sin cuartel al multilateralismo, las Naciones Unidas, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y lo que él considera el fantasma del inexistente daño inminente que ocasiona el cambio climático, que al igual que Trump señala es un invento con la clara intención de favorecer a fuerzas ocultas . Ni qué decir del inminente retiro de su país del Mercosur.
A semanas del criminal atentado de Hamas en contra de población civil israelí totalmente desprotegida, y cuando la reacción de dicho país ha sido calificada de absolutamente desproporcionada e injustificable al ocasionar la destrucción indiscriminada de la mayoría de las ciudades y poblados de la franja de Gaza, ocasionando la muerte de mas de 30 mil civiles, mayoritariamente mujeres, niños y ancianos, convirtiendo la reacción en un genocidio, Milei ha anunciado que antes de asumir irá a Washington y Jerusalén, como una muestra indesmentible de cual es su norte en materia internacional.
De allí que Lula y Boric, presidentes de Brasil y Chile y de signo ideológico distinto, estén preocupados por lo que pueda ocurrir en sus relaciones bilaterales.
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