Definitivamente las normas de orden nacional y las locales que se enfocan hacia la movilidad de motociclistas, son un verdadero saludo a la bandera en todo el territorio nacional y en particular en nuestra ciudad. Son muchos los ejemplos que van desde la prohibición de hablar por celular mientras conducen, parrillero hombre, menores de edad como acompañantes hasta mujeres embarazadas y muchas otras más.
Con respecto al uso del celular, no solamente hablan mientras conducen, sino que escriben, en franco desafío a la capacidad de concentración que se requiere en una ciudad con altos índices de intolerancia y agresividad, aspecto que se traduce en accidentes que terminamos pagando todos los conductores, porque además, ahora no quieren adquirir el seguro obligatorio, pese a que el gobierno redujo las tarifas significativamente frente a años anteriores.
En cuanto al parrillero hombre, es común verlos por los cuatro puntos cardinales, a plena luz del día, pasando por el lado de patrullas y motorizados policiales, cuya indiferencia es el común denominador y si se trata de agentes encubiertos, pues la torpeza es mayúscula toda vez que debieran ser mujeres policías que apoyen tareas de inteligencia.
Ahora, el caso de los menores de diez años que son transportados como parrilleros o en la parte delantera de las motocicletas o en las dos situaciones, pareciera que sus progenitores o familiares no han entendido que esas criaturas no tienen la menor probabilidad de reaccionar ante una imprudencia del conductor o de otros actores como por ejemplo, otros moteros, peatones o conductores de servicio particular y público principalmente buses y busetas, cuya actitud frente al volante es exageradamente agresiva e irresponsable.
Tos los casos evaluados, que son pocos, son importantes, sin embargo la irresponsabilidad de la autoridad al permitir que mujeres embarazadas se transporten como parrilleras en motocicleta es la “tapa” en el entendido que se convierten en las personas más vulnerables en caso de accidente por elementales razones y es cuando se debe analizar, quién sería más irresponsable: el conductor de la motocicleta o el uniformado que pasa por alto el riesgo inminente al que está expuesta la vida de la madre y el de la inocente criatura que sufre impacto permanente desde el vientre de la persona que expone su vida antes de nacer.
Sumado al caso anterior, mujeres que se transportan como parrilleras con su bebé recién nacido en brazos, aspecto que merece la censura tanto a los padres como a la misma autoridad que así observe la situación, prefieren ignorarlas porque para muchos de ellos, sus ojos están atentos a las placas de los vehículos que violan el pico y placa o el placa día, porque sencillamente, esa situaciones les representan miles de razones para actuar y por si no lo sabían, es un secreto a voces así crean que nadie se da cuenta de la presunta irregularidad.
Faltan dos largos meses para que el enredo de Cúcuta 2050 termine y no era necesario que la administración gastara dinero en pendones con mensajes como por ejemplo: “no robamos”. Muy patético alcalde Yáñez, puesto que no robar no es ni debe ser una propuesta electoral y menos de un plan de gobierno, dado que aún no se han archivado las investigaciones en curso y además porque no es una opción el robar o no, es un delito hacerlo y por eso no era necesario utilizar los dineros de los ciudadanos en publicidad de lo que aún no se sabe su conclusión.