Me comentaba en estos días una señora que había países de buenas, con suerte. “Por ejemplo, cuáles”, le pregunté. Y me respondió: “le nombro los cuatro más sobresalientes de Suramérica cuyos presidentes son líderes mundiales, íconos, prototipos que en otras latitudes quieren imitar y los invitan para copiar sus programas. Me refiero - dijo -, a Argentina, El Salvador, Uruguay y Ecuador”.
En efecto, me dediqué a investigar tales personajes y comprobé que, realmente, sus países son dignos de envidia. Empecemos:
1 - El presidente de Argentina Javier Milei fue la estrella en el Foro Económico Mundial en Davos este pasado mes de enero. Su discurso directo, serio, lleno de sabiduría, planteando realidades y acusando a los mismos organismos internacionales, recibió una ovación como a ningún orador le habían dado en tan sonado encuentro. Milei llegó a la ciudad suiza en un avión comercial y con un pequeño séquito. Todo ello obedece a la política de austeridad que ha implantado.
Milei es una autoridad en Economía; sus libros son best seller y es invitado a dictar conferencias en las instituciones más acreditadas del mundo. Estudió Economía en la Universidad de Belgrano en donde se recibió como licenciado, con un promedio de 9,43. Tiene posgrados en la misma materia y un doctorado honoris causa del prestigioso Instituto Universitario ESEADE. Habla inglés. Ha sido catedrático de Macroeconomía, Economía del crecimiento, Microeconomía y Teoría monetaria.
Según lo denunció desde su posesión el 10 de diciembre pasado, recibió a una Argentina en bancarrota, con una inflación casi igualando a Venezuela, y con focos de corrupción espantosos instaurados desde al menos20 años atrás por lo que llama la casta política.
Este mandatario no se anda con rodeos y llama al congreso nido de ratas y a la izquierda que venía gobernando “zurdos de mierda”.
Pronosticó tiempos difíciles, de sacrificios, mientras logra sanear las finanzas públicas.
Suprimió ministerios inútiles que desangraban el fisco, eliminó aviones oficiales, vehículos, celulares y cuantos gastos que no representaban sino privilegios, medidas que tienen ardido al kirchnerismo, principalmente.
Ha desmantelado fundaciones e institutos corruptos, entre ellos uno que dedicaba fondos oficiales para mantenerles prostitutas a funcionarios. Denunció la vagabundería de la asociación de las madres de la plaza de Mayo, que recibía inmensos recursos del gobierno y del extranjero, y le quitó el dinero oficial.
Dictó reglamentaciones para las marchas públicas, según las cuales se garantiza el derecho a la protesta pacífica pero sin interrumpir la libre movilización de los ciudadanos. Quien sea obligado o extorsionado para asistir a las marchas puede llamar a una línea telefónica del gobierno y éste entra a judicializar de inmediato. A los manifestantes que causen daños se les pasa la factura de cobro por los mismos, y los líderes de las protestas deben responder penal y económicamente por los delitos que se cometan.
La CGT - Confederación General del Trabajo de la República Argentina- , usufructuaria de prebendas que ahora perdió, le está haciendo paros todos los días.
Pero Milei sigue adelante; su ministra de defensa Patricia Bullrich, es, como decimos por acá, una vieja arrechísima, que no se arredra ante la furia del poderoso sindicato.
Continuará…
orlandoclavijotorrado@yahoo.es
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