Esta semana se produjeron varios hechos políticos que evidencian la intención del Gobierno Petro de pasar de la dimensión discursiva a la materialización de los discursos. Esto en la gestión pública es de la mayor importancia, porque inicialmente los responsables políticos lo que hacen justamente es formular propuestas, iniciativas, ideas, que es parte de lo que denominamos en el campo de la política pública el proceso de la formulación de la misma; dentro de ese proceso se da la maduración de la iniciativa y luego buscar su materialización.
Algo similar ha pasado con la idea del llamado Acuerdo Nacional, que ha sido una idea reiterada por el primer mandatario en muchos escenarios y a través de diversos mecanismos de difusión. Ahora bien, como lo entiendo el Acuerdo Nacional no necesariamente significa un documento de determinado número de cuartillas para ser firmado por personalidades –esta es mi interpretación libre del tema-. No. Ni siquiera para que todos estemos de acuerdo porque sería un contrasentido democrático con tufillo unanimista. Creo es un referente de la acción del Gobierno, que está relacionado con políticas estratégicas como la Paz Total y las reformas que el actual gobierno considera estratégicas y que requieren un ambiente de diálogo, de búsqueda de consensos y en general de tratar de llegar a acuerdos posibles. Es más importante el mecanismo del diálogo, de la conversación, de la disposición a escucharse, que el mismo resultado, el hecho de que se pueda o no llegar a Acuerdos. Claro que sería bueno que se logren los consensos, pero no es lo definitivo.
En un mensaje a través de X lo dijo el presidente Petro, “Para que la paz sea posible en Colombia, necesitamos dialogar, dialogar mucho, entendernos, buscar los caminos comunes, producir cambios. La paz implica que cambiemos, indudablemente.”
En ese sentido es que situó la reunión-almuerzo de la semana que termina con un grupo de empresarios en Cartagena, pero igualmente la reunión con el expresidente Álvaro Uribe y algunos de los congresistas de su partido de oposición sobre la reforma a la salud y las próximas reuniones que anunció el mismo presidente con otros empresarios y otros dirigentes políticos. No es para ir elaborando un documento de acuerdos puntuales, como tradicionalmente se ha entendido este tipo de propuestas, de manera un poco mecánica, sino poner en práctica un estilo de diálogo e intercambio de opiniones sobre temas relevantes del país. Que en algunos casos se hará el esfuerzo porque se concrete en acuerdos, por ejemplo, acerca de la Paz Total con diversos actores ilegales –ahora con la dirección de un nuevo Alto Comisionado-, o sobre el articulado de un proyecto de reforma, en otros, acerca de los lineamientos de un plan de desarrollo territorial o de una nueva política crediticia.
Me parece que el presidente Petro está, lentamente si se quiere, poniendo en práctica su idea de un Acuerdo Nacional, entendido como ese referente simbólico que oriente la acción de su gobierno y que tiene como esencia la disposición al diálogo y a escuchar las opiniones diversas y eventualmente cambiar el punto de vista.
Ojalá no esté equivocado.