La reciente noticia que irrumpió en el universo literario el 10 de octubre mereció todos los titulares: Han Kang, escritora surcoreana, fue elegida por la Academia Sueca como la ganadora del galardón Nobel de Literatura 2024. Esta distinción resalta la limitada presencia femenina en un premio que, en 121 años, solo ha reconocido a 18 mujeres. Han Kang se suma así a una lista excepcional —Selma Lagerlöf, Gabriela Mistral, Doris Lessing y Toni Morrison, entre otras —, que destaca no solo la calidad literaria, sino también el esfuerzo de mujeres que, a lo largo de la historia, se han destacado en un medio predominantemente masculino.
El premio concedido a Kang es un primer reconocimiento a la literatura de Corea del Sur. Premiarla a los 53 años realza el valor de una trayectoria en la que el arte se fusiona con el pensamiento crítico, abordando temas de gran relevancia, como la conexión entre el cuerpo, la esencia y el entorno social. Este Nobel llama la atención sobre el reconocimiento del talento literario femenino, una asignatura pendiente.
Un viejo amigo, ferviente seguidor de los premios Nobel de Literatura, consiguió el mismo día del anuncio un ejemplar de “La vegetariana” para él y para mí. Fue su insistencia la que me llevó a abrir sus páginas. Lo que encontré en ellas fue una historia inquietante que explora las profundidades de una elección aparentemente sencilla: renunciar a la carne. Leer a Han Kang es ser testigo de un despliegue de habilidad literaria que se manifiesta tanto en sus silencios como en sus palabras. Su prosa, como ella misma ha señalado, ve en estos escritores una influencia que trasciende el simple gusto, asentándose en su visión de la literatura como un espacio donde lo tangible y lo irreal se entrelazan.
La obra de Kang aboga por una perspectiva de género. El reconocimiento que hoy recibe es un llamado a dirigir nuestra atención hacia la habilidad femenina para la escritura. Aunque son pocas las escritoras que han sido galardonadas con el Nobel de Literatura, cada una de ellas ha abierto una puerta en un terreno desigual en cuanto a género se refiere, y poco a poco va cediendo ante el ímpetu de quienes no se conforman con la realidad. Con este Nobel, Han Kang y sus coetáneas señalan el sendero que inspira a nuevas escritoras.
No debemos olvidar a mujeres que han sido complemento de los Nobel de Literatura. Tal es el caso de la periodista y traductora Pilar del Río, esposa del Nobel José Saramago. Otro caso, y de engañifa, es el que vimos en la película que en Netflix se publicó como La esposa, basada en la obra de la novelista norteamericana Meg Wolitzer.
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