Durante estos días, Colombia ha sido testigo de aberrantes casos de violencia contra menores de edad, feminicidios, aumento de intolerancia social, y de muertes violentas con sevicia e inmisericordia. La pregunta acá es si estamos bien de salud mental y qué tan importante es esta en el desarrollo de la Nación.
La salud mental es fundamental para el bienestar general de una persona y la sociedad en general, y es importante porque influye en la capacidad para disfrutar la vida, mantener relaciones saludables y alcanzar objetivos personales. Además, puede afectar la salud física, ya que el estrés y la ansiedad pueden provocar problemas como hipertensión, diabetes y enfermedades cardíacas.
Entre otras mejoras, la resiliencia y una buena salud mental ayudan a enfrentar desafíos y adversidades de manera efectiva; fomentan la productividad y son esenciales para el rendimiento laboral y académico, además de reducir el riesgo de suicidio.
Atender la salud mental puede prevenir tragedias, fortalece las relaciones positivas, mejora la comunicación y la empatía en las relaciones interpersonales, incrementa la autoestima, promueve la confianza y la autoaceptación, mejora la toma de decisiones, y facilita decisiones informadas y saludables.
Todas estas formas ayudarían a que cada uno de nosotros pudiésemos vivir en mejor convivencia y con bajos niveles de violencia e intolerancia, además podrían impulsarnos a ser mejores ciudadanos, respetarnos y pensar más en el prójimo.
Pero ¿qué debemos hacer para mantener y fortalecer nuestra salud mental? Practicar la autorreflexión, establecer límites saludables, desarrollar habilidades de manejo del estrés, cultivar relaciones positivas y buscar apoyo profesional cuando sea necesario. También es importante resaltar que la salud mental es tan importante como la salud física.
La salud mental de los colombianos es un tema preocupante. Según la Procuraduría General de la Nación, en 2023 hubo 26.132 intentos de suicidio en Colombia, y en el primer semestre de 2024 se reportaron 1.489 suicidios, un aumento significativo en comparación con el mismo período del año anterior.
Los factores que contribuyen a este problema incluyen el consumo de sustancias psicoactivas, desplazamientos forzados, violencia sexual y flagelos vinculados al conflicto armado. Además, la pobreza, informalidad laboral, acoso laboral y maltrato a adolescentes, niños, mujeres y personas de la tercera edad también afectan negativamente la salud mental.
Es importante que se tomen medidas para abordar estos desafíos y mejorar la salud mental en Colombia y en nuestra ciudad. Las consecuencias de una mala salud mental pueden ser graves y afectar diversas áreas de la vida. Entre ellas podemos detectar, el deterioro de la autoestima y confianza, la pérdida de interés en actividades que antes se disfrutaban, dificultades para dormir o concentrarse, cambios en el apetito o hábitos alimenticios, aislamiento social y pérdida de relaciones, sentimientos de tristeza, ansiedad, ira o desesperanza, pensamientos suicidas o autolesivos.
Basta con escuchar los testimonios de las audiencias judiciales de los perpetradores de los últimos crímenes contra menores de edad y la frialdad con la que narran la manera en que cometieron tan atroces crímenes. Estos testimonios nos deben llevar de manera urgente a colocar como prioridad la salud pública de la mente.
En los últimos días se aumentaron los feminicidios y las muertes por intolerancia social, casi todos acompañados de alcohol, drogas y el comportamiento diario de cada uno de nosotros en nuestra vida personal, familiar y laboral.
La resolución de los conflictos sólo la estamos haciendo con violencia, pero de manera extrema; es decir no sólo se asesina, sino que se descuartiza. Por esto es importante que cuidemos nuestra salud general y mental, de lo contrario vamos camino a la locura colectiva.
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