La izquierda viene creciendo. Adelanto algunos motivos son varios: 1. Los jóvenes no conocen la historia, no vivieron o no recuerdan el país asediado por la izquierda revolucionaria y el esfuerzo titánico que se hizo para rescatarlo. 2. Santos, en su esfuerzo de conseguir su reelección y de ganar el plebiscito, le lavó la cara a la izquierda, estigmatizó a la derecha y la centro derecha como “enemiga de la paz” y esa idea quedó impregnada en los jóvenes. 3. La izquierda controla los sindicatos de maestros del sector público, maestros que hacen con eficacia la tarea de adoctrinar a nuestros jóvenes. 4. Y controlan también el relato sobre el país. 5. Como puntilla, un sector de la administración de justicia decidió cobrar venganza contra Uribe y sus cercanos y permitir el abuso del aparato judicial como instrumento para neutralizarlos. La politización de la justicia y, su contracara, la judicialización de la política.
De este lado también hay responsabilidades: 1. La izquierda es estratégica y piensa y actúa a mediano y largo plazo; la derecha y la centro derecha son coyunturales y cortoplacistas. 2. La izquierda es proactiva y está siempre a la ofensiva; del otro lado son reactivos y defensivos. 3. La izquierda aprendió que la política hay que hacerla asumiendo banderas y vocerías de sectores sociales y no solo con los partidos políticos. 4. La izquierda no teme identificarse así. La derecha y la centro derecha son vergonzantes. 5. Los gobiernos elegidos como de centro derecha se disputan con la izquierda el ofrecimiento de subsidios, el aumento de los impuestos y del tamaño del Estado. 6. La izquierda entendió el valor sustantivo de la cultura y el relato. 7. Hemos sido incapaces de mostrar los hechos: acá, con todos sus defectos y debilidades, hay democracia y no un régimen autoritario como donde detenta el poder la izquierda carnívora. Reconociendo que es muchísimo lo que queda por hacer, no es menos cierto que este es un país mejor, mucho mejor, con menos pobreza y menos desigualdad, que el que había hace apenas treinta o veinte años. Y, en todo caso, un país con muchos menos pobres que aquellos donde gobierna la izquierda. Hemos sido incapaces de destacar los avances, los progresos, los éxitos. El discurso mentiroso y deslegitimador de la izquierda, que niega que acá hay democracia, que magnifica los problemas sociales y que le echa todas las culpas al modelo de economía de mercado, es el que circula. 8. Las costumbres políticas se corrompieron, de la mano del narcotráfico hizo carrera la idea del dinero fácil y rápido, y es casi imposible relacionarse con el Estado sin que medie una mordida. Los ciudadanos, con toda la razón, están hartos, estamos hartos, de los corruptos y de lo que nos cuesta la corrupción. 9. No hemos sido capaces de defender bien a emprendedores, empresarios y Fuerza Pública. 10. Finalmente, es urgente contar con nuevos liderazgos. Los actuales se desgastaron de la mano de los ataques sistemáticos de la izquierda y de sus propios errores.
Es indispensable empezar a pensar y trabajar estratégicamente, con miras a no volver a vivir el desasosiego, la angustia de un posible triunfo de esta izquierda local tan lejana de la centro izquierda europea, esta izquierda criolla retardataria, reaccionaria, dinosáurica, corrupta, para la que toda ha valido antes, como la combinación de las formas de lucha, y para lo que todo vale ahora, como lo prueba la campaña de Petro, una cloaca que recoge bandidos, violentos, guerrillos, paracos, mafiosos, corruptos, lo peor de lo peor, con escasas excepciones.
Hay que construir la renovación democrática. Hay que empezar por votar bien este domingo. Y por votar contra Petro en segunda vuelta.