El presidente del Cúcuta deportivo, José Augusto Cadena, finalmente está consiguiendo su perverso y mezquino propósito de mandar en el 2.020 al Cúcuta deportivo a la B. El año pasado Cadena no pudo lograrlo porque lamentablemente para él y sus perversos propósitos de lucro, se encontró con un grupo de jugadores y un director técnico que con pundonor y amor propio jugaron cada partido con amor por la roja y negra, quienes pensando en la afición y en lo que ha sido la historia del Cúcuta deportivo, jugaron minuto a minuto con lo mejor que tenían y por eso hicieron una excelente campaña. Da la impresión que el año pasado cuando el equipo obtenía un buen resultado, Cadena silenciosamente sufría, se incomodaba con que el equipo obtuviera buenos resultados porque no le convenía para sus intereses económicos.
Es decir, Sanguinetti y los jugadores luchando, y su presidente de manera tramposa “poniéndoles zancadilla” y a final de año incluso no les pagó salarios, seguramente tratando de evitar que el Cúcuta deportivo llegara a las finales, y aún así tampoco lo logró. Seguramente el Cúcuta 2.019 es el único equipo de fútbol en la historia del rentado colombiano que clasifica a las finales y como premio su presidente no les paga salarios, y como castigo los manda en diciembre sin paga, y a que sus jugadores y sus familias hicieran milagros para pasar la Navidad. Lo que sucedió el año pasado es lo más parecido a una estafa.
Lo que vendría después era de esperarse: el equipo se desmanteló. Carmelo Valencia se fue para el Junior, jugadores muy nuestros como Diego Chica y Breyner García se fueron para el Magdalena, y todos los demás, como una diáspora no tuvo otra opción sino irse a buscar mejor destino en otros equipos. El profesor Sanguinetti debió regresar a su tierra sin el dinero que se ganó con toda honestidad. Cadena ya logró su primer propósito: desmantelar el equipo, como un mezquino mercader, como ese cruel personaje judío que se retrata en la película “El Mercader de Venecia” que magistralmente interpreta Al Pacino, quien al final cuando un deudor podía pagarle su dinero al acreedor, el prestamista quería era hacerle daño y por ello no duda en llevarlo a juicio porque quería que un juez ordenara la horca de su deudor que se había atrasado en el pago. De esa pobre condición moral es José Augusto Cadena.
Con el respeto que se merece como jugador “El viejo” Patiño, porque fue un deportista con pundonor que alcanzó a llegar a la liga argentina, y fue honesto profesionalmente, ese no es el entrenador que necesita el Cúcuta. El equipo debió continuar con Sanguinetti. En los dos últimos años si algo tuvo el equipo fue dirección técnica, con el inolvidable Pussineri y el año pasado con el profe Sanguinetti. Ahora Cadena está empeñado en contratar jugadores que hasta ahora están empezando, sin ninguna trayectoria, sin ningún nivel, porque esa es la forma de garantizar que el equipo regrese en el 2.020 a la B. Que mal comienzo del año para el Cúcuta deportivo.
En estos días hay una audiencia en Bogotá en la Superintendencia de Sociedades en la que se sabrá la realidad económica del equipo. Como abogado voy a asistir a la misma. Quizás lo único que nos queda es pedirle al alcalde, que así como el 2 de enero en el parque Santander se subió y limpió la mierda de las palomas, que haga lo mismo pero con el alma de Cadena. Sabemos que la tarea no es fácil.