Así andan por estos días disputándose el poder en la Cámara de Comercio de Cúcuta, sin interesarle a varios de sus integrantes que la ciudad anda con un alarmante desempleo del 33%, o que como lo señalara en días pasadas el politólogo Ariel Ávila, de lejos el área metropolitana de Cúcuta es la más violenta del país, que el virus está disparado, que ahora todas las semanas renuncia un secretario de la alcaldía. Eso no interesa, lo importante es tomarse el poder de la Cámara al precio que sea, si es necesario a “tiestazos”, a las patadas, como sea. Algo se supo sobre la manera como algún grupo afecto en los intereses a Héctor Santaella se tomó por estos días las instalaciones de la Cámara, como si se tratare de un allanamiento, a la fuerza. Se perdió todo el respeto por una de las instituciones históricas de Cúcuta.
Hoy en día no vivimos en un mundo en donde imperen las buenas maneras. Es el mundo en donde trata de imponerse gente con intereses que son incompatibles con lo que necesita una ciudad. Cúcuta no les interesa, ni su presente y menos su futuro, lo importante es ellos, su riqueza, su poder, lo que interesa es aumentarse su sueldo a 26 millones de pesos sin interesar que la mayoría está desempleada y muchos con hambre. De esa misma calaña son los Nule, Samuel e Iván Moreno a quienes no les importó botar al cesto de la basura sus apellidos con tal de hacerse ricos. De esos que quieren volverse gobernantes hay muchos, y lo que menos interesa es la manera como se hacen al poder.
Por la Cámara de Comercio de Cúcuta, hace unos 25 años, pasaron cucuteños ilustres, ponderados y para quienes la dignidad era un atributo que lo habían ganado y por ello eran respetados. Por sólo citar a algunos de esos personajes ilustres, recuerdo a Pedro Entrena, Antonio Gómez Plata, y muchos más que hoy hacen parte de la historia y del buen recuerdo de la institución y no la “gaminería” que trata de imponerse hoy en día.
Y ni qué decir que hasta la propia Superintendencia de Industria y Comercio no reconoce a la nueva directiva. ¿Cómo pretenden tomar decisiones ante la decisión de la Superintendencia? No conozco la decisión de la Procuraduría que revocó, pero a primera vista aparece equivocada al dejar sin control a una entidad en la que si bien sus integrantes son particulares, aún así manejan el registro mercantil que tiene una importancia vital en la organización empresarial de una ciudad. La Procuraduría delegada no alcanza a imaginar el daño que la ha hecho a Cúcuta con su decisión, los efectos que está teniendo por estos días, los episodios en los que parece que se tratara más de una inspección de policía de pueblo que de una institución tan importante en la ciudad. Con lo que están haciendo vulgarizaron la Cámara de Comercio, ese es el legado que están dejando.
Y como es apenas obvio, la ciudad sigue en el desorden, tratando de controlar los efectos de una pandemia que se muestra agresiva en todo el mundo, una ciudad a la que siguen llegando venezolanos que no tienen otra opción distinta a la de instalarse en cualquier andén y todos, mientras tanto, viendo ese lamentable espectáculo de la Cámara de Comercio. Si Duque decidiere hacer algo por la ciudad, aunque no es fácil que lo entienda, por lo menos debería actuar frente a sus propios delegados y tomar las medidas frente a esta institución con lo que está pasando, porque es inadmisible que en momentos como estos que vive el país y la ciudad, una de las entidades que debería estar analizando y pensando cómo dar respuestas a sus comerciantes, están en lo que están, de espaldas, a tiestazos y hasta “madrazos” sin interesarles en lo más mínimo lo que sucede a su alrededor. Incluso, hasta nosotros mismos como ciudadanos, - profesionalmente analizaré el tema-, debemos actuar y dirigirnos a la Superintendencia para que to
me la decisión más oportuna que merece Cúcuta. Razón tenía algún escritor cuando decía, que a lo que más temía en una comunidad, era que ante los excesos de algunos, lo más grave era la pasividad de la mayoría.
Edgarcortes.asesores@gmail.com