El cáncer de cuello uterino es el cuarto tipo de cáncer más frecuente en las mujeres de todo el mundo. A pesar de ser una enfermedad prevenible y curable, reportes de la Organización Mundial de la Salud (Globocan 2020), evidencia 4.742 casos nuevos cada año, y 2.490 muertes a causa de esta patología. Lo anterior significa que más de la mitad de las mujeres diagnosticadas con cáncer de cuello uterino mueren por esta enfermedad. 

En Colombia, el cáncer de cuello uterino es la primera causa de muerte por cáncer entre las mujeres de 30 a 59 años.

A diferencia de otras patologías oncológicas, el 95% de los casos de cáncer de cuello uterino  se asocian a infecciones por el Virus del Papiloma Humano (VPH).  Este virus es transmitido exclusivamente por contacto sexual. Existen multiples tipos de papilloma, sin embargo los genotipos 16 y 18 son catalogados como virus de mayor riesgo oncológico causales del 70% de los cánceres de cuello uterino.

La mayoría de las mujeres y hombres con actividad sexual contraerán la infección en algún momento de su vida, no obstante, mas del 90% consiguen eliminarla de forma espontánea.  Es por esto que no solo es la presencia del virus la única causa del desarrollo de la enfermedad; se hace necesario la cronicidad de la infección y otros factores como el tabaquismo, el inicio temprano de vida sexual, las múltiples parejas sexuales, una dieta disbalanceada y factores genéticos asociadas a la respuesta inmunológica  como agentes causales adicionales al desarrollo de esta patología oncológica.

Por lo general, las infecciones por VPH son asintomáticas. Debe resaltarse que la aparición de sangrados irregulares, sangrado con las relaciones sexuales, y aumento de flujo vaginal de mal olor como  signos de alarma de las enfermedades premalignas o malignas del cuello uterino.

Debido a que el cáncer de cuello uterino sigue siendo considerado un problema de salud pública,  en noviembre del 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS), lanzó la estrategia mundial hacia la eliminación de esta enfermedad, estableciendo tres metas prioritarias para que sean cumplidas en todas las naciones para el año 2030.

Esta estrategia se basa en la aplicación de tres pilares fundamentales: la vacunación del 90% de las niñas menores de 15 años, la detección temprana con la aplicación de citologías y pruebas de detección de VPH en al menos el 70% de las mujeres en riesgo  y el tratamiento oportuno de la enfermedades pre cancerosas y cancerosas del cuello uterino en al menos 90% de las pacientes diagnosticadas. Se estima, que la aplicación con éxito de estas tres estrategias, llevarán a una reducción de más del 40% de los nuevos casos de la enfermedad y evitarán 5 millones de muertes relacionadas con ella para el año 2050.

 Actualmente en Colombia, el programa ampliado de inmunización (PAI),  cuenta con la vacuna tetravalente contra el VPH, ​indicada en niñas entre los nueve  y 17 años. Múltiples estudios y ensayos clínicos, han demostrado la seguridad y efectividad de esta vacuna en la prevención de la infección por VPH, las lesiones precancerosas y cancerosas. Debe aclararse que esta vacuna funciona mejor si se administra antes de la exposición al virus, sin embargo, el inicio de la vida sexual no es una contraindicación para su aplicación.

Así mismo, el programa de tamizaje para cáncer de cuello uterino dispone de  múltiples pruebas de detección temprana como el Test de Tipificación del VPH, citología cérvico vagina y pruebas de inspección visual, estudios que permiten conocer la presencia del Virus y las lesiones  asociadas a  su  actividad en aras de iniciar un diagnóstico y tratamiento oportuno que evite la progresión a este tipo de  cáncer.

En 26 de marzo, en el que se conmemora el Día Mundial de la Prevención del Cáncer de Cuello Uterino y en el que recordamos a todas las pacientes  que han padecido o padecen esta enfermedad,  es oportuno  invitar a todas las mujeres a seguir las estrategias de disminución de riesgo disponibles, iniciar esquema de vacunación, solicitar las pruebas de detección temprano y reconocer los posibles síntomas,  aportando de esta manera  significativamente  en  la tarea de  erradicación de esta enfermedad.

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