A los 16 años de edad Breyner Stiven Gómez consiguió en la calle la salida a sus problemas familiares y emocionales, pero lo que no calculó él, ni quienes lo conocían, es que ese sería su hogar por los próximos 11 años. En ese tiempo se volvió consumidor de base y heroína inyectada, sustancias con las que se desconectaba del mundo y sobrellevaba su día a día a la intemperie.
Pero hoy esa historia es parte del pasado. Hace seis meses Breyner Stiven decidió acogerse al programa dirigido al rescate de los habitantes de calle de la Alcaldía de Cúcuta, Dando Nueva Vida, y el pasado sábado, como parte de su proceso de resocialización, se graduó de bachiller junto a 18 compañeros más en una sencilla pero emotiva ceremonia en la sede de la Fundación Una Luz en el Camino.
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“Yo creía que todas esas sustancias que le metía a mi cuerpo me hacían bien, pero entendí que no era así”, dijo Breyner quien ahora, de toga y birrete, listo para recibirse de bachiller, ve el mundo con más oportunidades que problemas.
En los últimos meses ha reconocido en él un hombre habilidoso para los trabajos manuales, aunque asegura que también le gustaría ser vigilante. En cualquier caso, Breyner Stiven aspira seguir contando con el acompañamiento del programa liderado por la Alcaldía de Cúcuta, y sobre todo de su familia, que le ha dado el impulso definitivo hacia un nuevo estilo de vida, alejado de las calles y las drogas.
Juliana Alvarado, coordinadora del programa Dando Nueva Vida, resaltó que estos 19 graduandos y otros 30 que hoy reciben el diploma de bachiller en Chinácota hacen parte de un total de 77 habitantes de calle que lograron culminar su bachillerato.
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“Es muy gratificante, porque uno encuentra personas que por no ser bachilleres no podían acceder a un trabajo o a una carrera técnica, pero además hay personas que ni siquiera sabían leer ni escribir porque llevan muchos años en la calle, algunos hasta nacieron en la calle. Para ellos este programa fue su salvación”, contó la funcionaria.
¿Qué sigue para ellos?
La funcionaria explicó que luego de pasar por las etapas de caracterización, captación, deshabituación, rehabilitación, que es en la que se encuentran ahorita los que se están graduando, viene ahora la de generación de oportunidades, en la que se buscan justamente opciones para hacerlos personas productivas y que puedan autosostenerse por ellos mismos y puedan ser personas independientes y socialmente responsables.
La coordinadora del programa destacó el caso de Angélica, una chica habitante de la calle, que tras superar sus problemas, decidió que quería dedicarse al oficio de la peluquería, por lo que se le ayudó a conseguir todos sus implementos, y a los 15 días de estar trabajando, alcanzó esa capacidad de autosostenimiento.
La empresa privada en este punto juega un papel importante, pues al ser parte del sector productivo de la ciudad, representa la principal opción para quienes salen al mercado laboral.
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En este sentido, resaltó que Veolia, la empresa de aseo de la ciudad, obsequió 50 cupos de trabajo para el programa de habitantes de calle, dirigido especialmente a aquellos que en algún momento hicieron del reciclaje su principal fuente de subsistencia, “ahora con más apoyo y las herramientas adecuadas podrán hacer esta labor de una manera correcta, y procurando un sustento”.
En números, este año el programa Dando Nueva Vida logró caracterizar a más de 1.200 personas en situación de calle, de las cuales intentaron sacar 580. Luego de la deserción de varias, por diferentes motivos, más de 260 continuaron en el proceso, y de esas 77 son las que están completando estudios de grado 11.
“Lamentablemente, Cúcuta tiene la droga más barata del país y eso la convierte en un destino para los consumidores; pero gracias a la iniciativa del alcalde Jorge Acevedo, al esfuerzo de un equipo multidisciplinario y a la voluntad de estas personas, decididas a cambiar su futuro, hoy podemos afirmar que efectivamente le hemos quitado más de 200 clientes a las ollas del microtráfico”, señaló Juliana Alvarado.
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