Todos los esfuerzos hechos hasta ahora por las autoridades de Cúcuta para enrutar la ciudad hacia un escenario sostenible, con garantías y oportunidades que atraigan inversión y plantee un equilibrio entre la calidad de vida de sus habitantes, el beneficio económico y su responsabilidad medioambiental, aún están lejos de cuajar.
La ciudad –dicen los expertos con los que habló La Opinión- adolece de trabajo en equipo para empezar a echar hacia adelante esta meta que se trazaron las autoridades en 2015 cuando el Gobierno Nacional, a través de la Financiera de Desarrollo Territorial (Findeter), se interesó en vincular a la capital nortesantandereana en la plataforma de ciudades sostenibles, dentro de la estrategia Diamante Caribe y los departamentos de Norte de Santander y Santander.
De ser la séptima ciudad del país con mayor valor catastral ($14.1 billones hasta 2016), ubicada en frontera con Venezuela y con 1 millón de habitantes, Cúcuta, podría decirse que tiene todo por hacer camino a ser sostenible, afirma el sociólogo Alberto Acuña Cordero.
La ciudad tiene más fortalezas y oportunidades que amenazas y debilidades, pero con una desventaja marcada y es que no se ha podido consolidar una alianza Gobierno-empresa privada-gremios-academia y líderes en función de su desarrollo. “Todo ha estado disperso y si se quiere movido por intereses particulares. No se siente el arraigo y la unión que se ve en Medellín, por ejemplo”, acota Acuña.
Para el experto en urbanismo y desarrollo comunitario, y consultor de proyectos especiales en varios municipios del país, Germán Velandia, una ciudad que pretenda ser sostenible como centro social debe nutrir su evolución sobre tres plataformas: la gente, la relación con el medio ambiente y el beneficio económico que permita un desarrollo continuado.
En esto coincide el concejal Oliverio Castellanos, quien adelanta una maestría en desarrollo local en un convenio entre la Universidad Francisco de Paula Santander y la institución española Euro-Ead, al señalar que frente a estas exigencias Cúcuta pareciera ir en la vía contraria, en el sentido de que ha primado más el cemento que lo social y lo ambiental.
Una característica que identifica a las ciudades sostenibles es la movilidad a través de un eficiente sistema de transporte.
El empresario Luis Alberto Gómez, en reciente encuentro de gremios de Norte de Santander, dijo que le duele que en Cúcuta aún no haya un desarrollo armónico de ciudad. “Hay un desequilibrio socioeconómico entre las partes oriental y occidental de la capital nortesantandereana”.
En este aspecto, las autoridades están en la obligación de frenar la expansión urbanística informal que se ha dado en los últimos años y que dio origen a cien invasiones en las que viven más de 40 mil familias en condiciones de pobreza y sin ninguna oportunidad en lo laboral, educativo y hasta en salud, señala Acuña.
Castellanos considera que la ciudad debe emprender desde ya la planeación de los servicios ecosistémicos: agua, alimentos, residuos, zonas verdes, equilibrio ambiental, cambio climático y educación ambiental. Agregó que ha tenido intenciones en estos aspectos, pero las mismas no están articuladas o no se armonizan con el modelo de ciudad.
El concejal Jaime Marthey sostiene que el aspecto que no ha dejado despegar la ciudad hacia un modelo sostenible es la falta de sentido de pertenencia de sus habitantes. Desde el punto de vista político, por ejemplo, el hecho de que en las elecciones prime una abstención cercana al 50 por ciento es una muestra de indiferencia.
Coincide con Cordero en que en Cúcuta está todo por hacer, es una ciudad virgen que hoy por hoy depende en gran parte del comercio y los servicios. “Consumir solo lo nuestro sería una buena estrategia e incentivar el regreso de grandes empresas como Bavaria, Coca Cola, entre otras”, dice Marthey.
También, que es urgente desarrollar el artículo 2 de la Ley de Fronteras en cuanto hace referencia a la creación de condiciones para el desarrollo de zonas como la nuestra mediante la adopción de regímenes especiales en todos los sectores de la economía.
La directora ejecutiva de Camacol Cúcuta y Nororiente, Margarita Contreras, dice que lo más importante para una ciudad que aspire a ser sostenible, desde el punto de vista urbano, es hacer una planeación adecuada al largo plazo. “Pero esto no tendrá nunca éxito si no hay una articulación de los entes públicos, privados y la academia, y que la información que se maneje sea del conocimiento de toda la población sin excepciones”.
Contreras dice que no hay que olvidar las políticas públicas ni la articulación del plan de desarrollo en función de ciudad. “Es un proceso complejo pero si hay una planeación adecuada, entre todos podemos lograrlo”, puntualiza.
Para el líder comunal Alfonso Parra, mientras sigan primando los intereses particulares de los políticos, la ciudad se mantendrá en el atraso. “Cada gobierno ha hecho con la ciudad lo que según su criterio le dicta, han actuado como ruedas sueltas y así ningún desarrollo se va a ver”, subraya.
“¿Cuándo será que la informalidad desaparecerá de la ciudad, si los mismos políticos la patrocinan para ganar votos?”, se pregunta.
Una ciudad sin plan maestro de alcantarillado, sin plantas de tratamiento de aguas residuales por cuya cuenta se contamina a diario al río Pamplonita, sin autoridad que frene los atentados contra el medio ambiente, sin una política definida en materia de urbanismo, empleo y educación, no permitirá a Cúcuta dar el salto, dijo el ingeniero ambiental Rosendo Gómez.
Cúcuta posee grandes potencialidades para convertirse en el mediano plazo en una ciudad sostenible.
No hay recursos
En julio de 2015, Cúcuta fue escenario para discutir las iniciativas y proyectos estratégicos fundamentales que impactarán en la competitividad del departamento de Norte de Santander a futuro.
En esa oportunidad se identificaron objetivos y prioridades para el desarrollo de la estrategia Diamante. Ahora se avanza en el contraste de las hipótesis sobre iniciativas y proyectos estratégicos que hagan viable resolver los retos de sostenibilidad, cohesión y competitividad que son clave para el desarrollo de esta región a largo plazo, según Findeter.
Quedaron validadas las hipótesis de proyectos, tales como: Parque del Agua, Diagonal Santander, Distrito 7, Corazones de Barrio; entre otros.
También se destacaron y catalogaron los proyectos Cúcuta TEC y el Parque Metropolitano del río Pamplonita como “victorias tempranas” para el desarrollo de la ciudad, del departamento y del Diamante.
Pese a la voluntad del BID por apoyar la estrategia, la iniciativa se encuentra estancada porque no hay presupuesto para echarla andar, dice la directora ejecutiva de Camacol Cúcuta y Nororiente, Margarita Contreras. Le corresponde a la Gobernación y a la alcaldía definirla.
Las pioneras
El proceso de selección de las ciudades se realiza teniendo en cuenta tres criterios: 1. Tener un tamaño poblacional entre 100 mil y 2 millones y medio de habitantes, 2. Presentar signos de dinamismo social y económico en el marco de instituciones sólidas o en proceso de fortalecimiento. 3. Voluntad política de la administración municipal.
En 2012 entraron a formar parte del programa seis ciudades:
Barranquilla (Atlántico)
Bucaramanga (Santander)
Manizales (Caldas)
Pereira (Risaralda)
Montería
Pasto