Rodolfo Garnica Parra recuerda que hace 45 años los elefantes de los circos que llegaban a la ciudadela Juan Atalaya tomaban agua de la laguna que había cerca de Motilones, pero poco a poco este lugar se fue acabando para darle paso a un barrio.
Esos grandes mamíferos, traídos desde África por los cirqueros para presentarlos en los espectáculos de las enormes carpas que recorrían diferentes ciudades, se la pasaban por esa laguna junto con sus cuidadores, siendo admirados por los niños.
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“Eso era un espectáculo ver esos animales tan grandes por acá tomando agua. Los niños se asombraban por su magnitud, lástima que no hubo celulares en ese entonces”, comentó el hombre que hoy tiene 80 años.
No solo los circos aprovechaban la laguna, también los jóvenes y niños llegaban desde diferentes sectores para adentrarse en una zona boscosa, que debían caminar por varios minutos, y luego se lanzaban al agua.
También había personas que iban a pescar hasta una zona apartada de la laguna y una vez algún pescado era atrapado con el anzuelo, lo sacaban para luego comérselo.
‘Invadieron y drenaron la laguna’
La buena época de la laguna se fue opacando en 1980, cuando docenas de familias de escasos recursos invadieron los alrededores de ese ecosistema acuático para construir sus viviendas
Cuando ya había casas de tabla con techos de zinc construidas en la zona, las familias que acostumbraban a ir hasta la laguna cada fin de semana, no volvieron, algunos porque consideraban peligroso acercarse allí.
Con el paso del tiempo más personas llegaron a la invasión que llamaron La Laguna, hasta no haber espacio suficiente para seguir construyendo más viviendas.
Las quejas llevaron a que drenaran la laguna y rellenaran el hueco para seguir levantando residencias y hasta una cancha de fútbol y la Institución Educativa Juana Rangel de Cuéllar, muchas personas creen que eso fue un error, porque a veces brota agua del piso, causando estragos.
“Aunque la laguna la drenaron el agua está en el subsuelo y brota por la tableta. En el colegio se inunda la cancha, y cuando llueve es peor”, aseguró Estela Rojas, habitante de este sector de la ciudadela Juan Atalaya.
Cuando llueve hay estragos
Nubia Cárdenas vive en la calle 17 con avenida 1E, de este sector. Ella asegura que cuando llueve su casa se inunda y no le queda de otra que recoger los enseres para que no se dañen.
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“Por favor ayúdenos, el agua le llega a uno cerca de las rodillas. Es feo porque se nos han dañado electrodomésticos y los muebles se deterioran por la humedad…Pareciera que no hubiera un sistema de alcantarillado eficiente para drenar el agua”, explicó la mujer.
Y añadió que el agua lluvia de diferentes barrios cae en La Laguna y se estanca por la falta de un alcantarillado apto para drenar el líquido vital, quedando estancada en las calles.
Otra queja de la comunidad es que la mayoría de las calles están en mal estado, no han sido pavimentadas durante varios años.
Un poco de historia
La Alcaldía de Cúcuta le otorgó el estatus de barrio a La Laguna en 2001, luego de que los líderes comunales de aquel entonces le pidieran a la administración municipal que los reconocieran.
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Yuleima García Infante, presidenta de la Junta de Acción Comunal (JAC) de La Laguna, indicó que en 2002 instalaron alcantarillado, electricidad y acueducto, mejorando las condiciones de vida de las familias. Desde 1983 no se pavimentan las calles.
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