Todo parece indicar que está llegando a su fin el poder detrás del trono que representa Laura Sarabia en la Presidencia de la República como lo muestran varias señales salidas desde la Casa de Nariño, donde ya está perdiendo el favoritismo del presidente Gustavo Petro.
¿Ahora qué vendrá en caso de que ese enfriamiento resulte en la salida de la superpoderosa funcionaria del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República?
Si ella le conoce tantos secretos como se dice al jefe de Estado al ser la mano derecha que a veces hasta parece ser quien lleva las riendas, seguramente no saldrá del Gobierno y la designarán en otro cargo, pero lejos de Petro, como ya lo advierten conocedores de esta clase de movidas en las altas esferas gubernamentales.
Como en el juego de tronos, Sarabia pudiera llegar a convertirse en una incómoda piedra en el zapato para el Gobierno que ella ha acompañado desde el inicio, en la eventualidad que se decidiera apartarla definitivamente del poderoso círculo del petrismo en el que ella se ha movido.
Es que si la relegaran y sacaran, los secretos que ella conoce podrían ser revelados puesto que muy bien se sabe que en estas relaciones político-administrativas cuando los rompimientos se producen las lealtades se acaban, con sus respectivas consecuencias.
No olvidemos que la jefa del Dapre y exjefa de gabinete y exdirectora de Prosperidad Social ha llegado a tener tanto poder que hasta llena espacios, decisiones y representaciones que le corresponderían al presidente de la República, como lo han señalado diferentes analistas.
Sin ir tan lejos, los colombianos pudieron notar como durante la llegada de varios ministros y otros funcionarios a El Plateado Laura Sarabia fue la que prácticamente lideró y dirigió la delegación gubernamental en ese corregimiento del Cauca.
Este ‘problema en el paraíso’ tiene un pasaje propio de las novelas de intrigas palaciegas que la ha puesto a tambalear y no tiene nada que ver con los escándalos en que ella ha estado involucrada y frente a los cuales pareciera estar protegida con una especie capa de teflón, como el de la interceptación ilegal a su exniñera Marelbys Meza por el robo de un maletín lleno de dinero.
Resulta que al sector izquierdista radical de los miembros del Gobierno nacional no le ha gustado para nada ese excesivo protagonismo de alguien que no pertenece a las entrañas del proyecto progresista que llevó a gobernar al Pacto Histórico con su propuesta de cambio para Colombia.
Y de nuevo en este aspecto surge un simbolismo que se ha puesto de presente como indicativo de que Sarabia estaría perdiendo su aureola todopoderosa: se trata de Augusto Rodríguez, director de la Unidad Nacional de Protección (UNP) y quien en la COP16 permaneció siempre al lado del presidente Petro.
Sucede que Rodríguez, quien también fuera guerrillero del M-19, ahora es el nuevo protagonista dentro del componente más cercano del jefe de Estado.
Lo cierto de todo es que por los pasillos de la Casa de Nariño deambula la tensión entre quienes ahora se disputan el querer ser ungidos como la mano derecha de Petro en los manejos gubernamentales.
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