El expresidente de la automotriz alemana Audi Rupert Stadler anunció que reconocerá su culpabilidad en el juicio por fraude sobre la manipulación de los valores de emisiones de los coches diésel.
El exdirectivo aceptó así el acuerdo propuesto por la corte, dijo su abogado defensor, Thilo Pfordte, ante el Tribunal Regional de Múnich. La Sala de lo Penal Económico le había ofrecido una condena condicional a Stadler si hacía una confesión completa y pagaba 1,1 millones de euros
La fiscalía también aceptó la propuesta del tribunal. El juez Stefan Weickert declaró que se había llegado a un acuerdo.
El caso, uno de los muchos juicios en Alemania relacionados con el escándalo del llamado "dieselgate", sacudió a la cúpula del fabricante de automóviles de alta gama, propiedad del grupo Volkswagen.
Stadler presentará su confesión ante el tribunal dentro de quince días, según dijo su abogado defensor, que añadió que el veredicto no se espera antes de finales de mayo.
Durante años, Stadler defendió su inocencia, incluso durante el juicio, que comenzó hace dos años y medio. Pero según la evaluación preliminar del tribunal, como muy tarde en julio de 2016 tuvo que tener conocimiento de que los valores de los gases de escape podrían haber sido manipulados mediante un software.
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Sin embargo, en lugar de llegar al fondo del asunto e informar a los socios comerciales, permitió que continuara la venta de los coches hasta principios de 2018.
Por lo tanto, entraba en consideración para él una pena de prisión por fraude por omisión de entre un año y medio y dos años, que ahora evitará con una confesión completa y el pago del dinero, que se destinará a instituciones benéficas.
El antiguo jefe de desarrollo de motores Wolfgang Hatz y dos de sus ingenieros senior en Audi ya habían confesado que habían ayudado a diseñar el software del motor.
Los llamados "dispositivos de desactivación" hacían que los coches cumplieran los límites de óxido de nitrógeno en el banco de pruebas, pero no en la carretera. De este modo, los fabricantes se ahorraban el elevado coste de tener que instalar sistemas de depuración de gases de escape en sus coches.
Rupert Stadler fue nombrado jefe de la empresa con sede en Ingolstadt en 2007 como sucesor de Martin Winterkorn, que se convirtió en presidente del grupo Volkswagen.
En junio de 2018, Stadler estuvo cuatro meses en prisión preventiva por sospechas de complicidad, hasta su dimisión al frente de Audi y miembro del consejo de Volkswagen. Previamente había llegado a un acuerdo civil con el grupo y pagado 4,1 millones de euros a su antiguo empleador por incumplimiento de sus obligaciones.
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