Tres uniformados de azul llaman la atención de quienes se asolean esperando clientes en La Parada, donde el viento trae un fermentado olor a orines.

Creen que son soldados que ayudan a los viajeros a pasar maletas, hasta cuando llegan a la esquina del puente internacional Simón Bolívar y un enlace de los transportadores les indica a dónde ir.

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“¡Hasta los bomberos se están yendo!”, les gritan, mientras cargan mucho más que un equipo de salvamento. Van rumbo a Ecuador, para pasar cuatro meses de vacaciones acumuladas, pero también a buscar vida fuera del estado Miranda, como un centenar de sus compañeros que poco a poco renunciaron.

“Uno pregunta dónde está fulano, y le dicen que se fue para otro país, o para otra ciudad colombiana, y ha sido así, casi sin que uno se dé cuenta”, explica uno.

Como ellos, haciendo cuentas, cambiando bolívares por pesos, decenas de personas se alistan para viajar lejos, con el rostro cansado tras largos viajes, filas para sellar el pasaporte y caminatas de un lado a otro arrastrando maletas que luego servirán de asiento o de cama.

El panorama de salida de migrantes aumentó esta semana, según los trabajadores de la zona, recepcionistas de hoteles y ayudantes que cuidan las pertenencias.

Aunque Migración Colombia dijo que el lunes se registró la entrada de 26 mil personas y la salida de 25 mil por este punto, y que ayer solo se contabilizaron 500 venezolanos entrando, para los empleados del lugar un flujo como este no se había visto.

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Carmen Victoria Ramón, empleada de la empresa Sudamericano Express, dice que dos días antes de la consulta de la oposición contra el presidente Nicolás Maduro, los hoteles cercanos tuvieron ocupación total, y se calcula la estadía de casi 20 mil personas, sin hablar del transporte.

“Llevamos seis días trabajando casi las 24 horas”, señala. “Hoy estamos sobrefacturados, y pasamos de dos buses diarios, a 10 y 12 y unas 250 personas trabajando entre el hotel y la empresa”.

(Foto: Juan Pablo Cohen)

Entre sollozos recuerda que en la madrugada de ayer amanecieron frente a su negocio 40 personas, y solo pudo compartirles café y pan.

“Uno les ayuda porque piensa que alguien agradecido no le va a hacer mal, porque no se sabe, y faltan mucho las autoridades”, afirma.

En el lugar, la queja es la misma: falta de ayuda y de gobierno, porque aunque el movimiento de personas es constante, no se sienten seguros, pese a que el alcalde, Pepe Ruiz, insiste en que no hay aumento de delitos.

“Pedimos a los gobiernos de Norte de Santander y las oenegés internacionales que vengan, porque acá no llega nadie, y cuando vienen es a tomar fotos y decirnos que los tratemos bien, pero ni un agua traen...”.

Soldados del Ejército llegan con globos y aguadepanela, pero todo se acabó rápidamente. Algunos migrantes usaron sus manos para beber las gotas del fondo, comentando que del lado colombiano las cosas también se acaban.

Aun así, los viajeros siguen el camino, mientras otros conocen la famosa casa de paso de la diócesis católica de Cúcuta, en la que el alimento no falta, y ya hay un tope de 1.100 almuerzos diarios, y 33 mil entregados en menos de dos meses, con un reporte de muchas caras nuevas, en los últimos dos días. 

En el puente, los maleteros, tratan de hacer dinero pasando equipaje.

Pero incluso hasta para ellos “está duro” sobrevivir en un hervidero que llena los buses, vacía los bolsillos y deja ir hasta a los que apagan los incendios...

Cifras y datos

En el puente internacional Simón Bolívar están funcionando las empresas Omega,  Sudamericano Express, Rutas de América y Bolivariano, con destinos internacionales y nacionales.

La ruta más apetecida es Cúcuta-Rumichaca, y tiene un valor de 250 mil pesos, o 90 dólares.

La ruta Cúcuta-Santiago (Chile) cuesta 340 dólares; 210 dólares a Lima (Perú); y 108 dólares, hasta Quito (Ecuador).

Empresas como Sudamericano Express, cobran 120 dólares hasta Quito, y 160 dólares a Guayaquil.

Las empresas suelen responder a los viajeros vía Facebook, y recomiendan evaluar los comentarios de los usuarios para elegir el mejor servicio.