En el marco del Día Internacional del Migrante, la organización global World Vision lanzó el informe ‘Familias en Movimiento: Una Mirada desde la Niñez Migrante’, un documento que explora las voces y perspectivas de más de 100 niñas y niños migrantes en América Latina.
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Cabe destacar que el estudio se realizó entre el 10 y el 20 de noviembre de 2024 en espacios amigables, albergues y escuelas, donde se contó con la participación de 104 menores entre los 4 y 17 años, provenientes de diferentes nacionalidades como venezolanos, dominicanos, bolivianos, colombianos, hondureños, mexicanos, entre otros.
Según cifras del estudio 37,5% de los participantes eran familias monoparentales, 29,8% de familias nucleares, 20,2% de familias extendidas y el 12,5% no lo indica, lo que destaca la importancia de abordar las estructuras familiares diversas en el contexto migratorio.
La iniciativa, entre otros factores, tuvo como objeto de estudio comprender cómo se vive la niñez en los ojos de la migración, además de evidenciar los desafíos y la capacidad de sobreponerse a la adversidad.
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Familias en Movimiento se desarrolló en cinco países del continente americano: Colombia, Venezuela, Chile, Ecuador y México, mediante diferentes talleres orientadores para los niños migrantes de dichos territorios.
Varias actividades
En cada una de estas naciones, los menores plasmaron sus sentimientos en torno a la compleja situación de la migración a través de diversas actividades, en las cuales predominaron los dibujos sobre familias, talleres de narrativas, dinámicas emocionales, entre otras.
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Por medio de las piezas gráficas, ellos describieron a sus familias como su principal refugio emocional; así mismo, denotaban sentimientos de tristeza y melancolía, en especial aquellos que se encuentran separados de sus seres queridos, además mostrar la resiliencia de estos, quienes a pesar de las dificultades mantienen firmes sus aspiraciones por seguir adelante.
En lo que respecta a los talleres de narrativas, a través de historias colectivas, las niñas y niños relataron sus experiencias de migración, compartiendo recuerdos de sus hogares y los retos enfrentados durante el viaje, lo anterior permitió explorar las percepciones de esperanza y pérdida entre los participantes.
Para las dinámicas emocionales, se implementaron juegos guiados para identificar emociones, temores y promover la confianza grupal, expresiones reflejan una combinación de esperanza y miedo frente a la incertidumbre migratoria.
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“Escuchar a las niñas y niños migrantes nos recuerda la urgencia de garantizar políticas públicas y estrategias que realmente respondan a sus necesidades.”, afirmó Peter Gape, director de la Respuesta Multipaís a la Crisis Migratoria “Esperanza sin Fronteras” de la organización.
La iniciativa Familias en Movimiento: Una Mirada desde la Niñez Migrante, es otra muestra de cómo la migración impacta a millones de familias que buscan un futuro mejor, con cerca de 40 millones de personas desplazadas en América Latina durante 2024.
Las familias desempeñan un papel crucial como el principal soporte emocional para las niñas y niños migrantes; sin embargo, también enfrentan enormes desafíos: separaciones, incertidumbre y condiciones de vida precarias. Estas realidades afectan el desarrollo integral de la niñez migrante, así como su estabilidad emocional y su derecho a crecer en un entorno seguro.
Recomendaciones finales
Tras haber finalizado las intervenciones, se dieron algunas recomendaciones para los gobiernos de dichos países con el fin de mejorar las condiciones para la niñez migrante, desde el establecimiento de acuerdos nacionales y regionales que garanticen procesos legales accesibles y eficientes en vista de reunir a las familias migrantes.
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Otras sugerencias fueron ampliar y mejorar los espacios amigables, capacitar a operadores humanitarios, promover investigaciones continuas, sensibilizar a donantes y autoridades locales.
En Ecuador
En lo que respecta a Ecuador, niños de 7 a 11 años, todos provenientes de Venezuela participaron en la actividad, en la cual demostraron una capacidad destacable para adaptarse a nuevos entornos, apoyándose en redes de amistad y actividades escolares.
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Para esto, se determinó que la integración en comunidades receptoras es crucial para minimizar el impacto del estigma y fomentar una sensación de pertenencia.
En Venezuela
Para Venezuela, el país que más ha tenido contacto directo con la migración, se evidenció que al estar los padres de familia ausentes, los abuelos y tíos se consolidaron como cuidadores claves en los pequeños, destacándose como figuras esenciales en la reconstrucción de la estabilidad emocional.
El uso de las tecnologías como puentes y canales de comunicación también son una herramienta vital para mantener los lazos familiares con sus padres biológicos a pesar de la distancia.
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En México
Según se conoció, en México trabajaron con niños de diversos países, siendo los venezolanos la nacionalidad más destacada (48%), seguida de la de las naciones centroamericanas (43%), y finalmente otros países (9%).
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Mensajes como “todo lo que quiero es que mi mamá, mi hermana y yo podamos estar juntas siempre” estuvieron frecuentes en las ilustraciones, acompañadas de casas y familias unidas, evidenciando así la importancia de unidad familiar para los menores.
En Chile
Para el caso del país austral, niños de nacionalidad venezolana (50), boliviana (16), colombiana (6), dominicana (4), a la par de infantes de comunidades locales, donde los espacios amigables actuaron como catalizadores de la resiliencia infantil, promoviendo interacciones saludables entre las familias y facilitando un ambiente de apoyo mutuo.
Como ocurrió durante las intervenciones en Venezuela, algunos niños expresaron que extrañaban a familiares en sus países de origen, pero encontraban apoyo en tíos y abuelos que ahora eran su nueva familia.
En Colombia
Bajo el eslogan de ‘Voces en el camino’, Familias en Movimiento llegó a Colombia, donde fueron sensibilizados algunos niños de nacionalidad venezolana, de los cuales se encontraron hallazgos claves, pues los niños expresaron un fuerte compromiso con la educación como medio para superar las adversidades, proyectando sueños de estabilidad y progreso.
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Del mismo modo, la unidad familiar es percibida como esencial para la estabilidad emocional de los niños, reafirmando su rol protector frente a la incertidumbre migratoria, y las experiencias de separación generan sentimientos de tristeza y vulnerabilidad, pero también fomentan un sentido de resiliencia y crecimiento personal.
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