Lograr la integración social y económica de la población migrante y refugiada proveniente de Venezuela en los territorios de acogida en es uno de los grandes retos a alcanzar en el fenómeno de movilidad humana más grande de Latinoamérica, que ha hecho huir a más de 7 millones de venezolanos por diferentes partes del mundo.
Sobre este tema se debatió, ayer, en el Encuentro Internacional de Migraciones, Ciudad y Frontera 2022, que se desarrolla en Cúcuta y que fue organizado por la Alcaldía de Cúcuta y Foros de Ciudades Incluyentes.
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El diálogo se centró en la importancia de la integración socioeconómica y la promoción de sectores y territorios productivos para la innovación basada en la diversidad.
Jorge Martínez Pizarro, asistente de investigación en el área de población y desarrollo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) Chile, explicó que en los procesos de migración históricamente el tema de las contribuciones es positivo.
“Es una mirada afirmativa que busca rescatar que lo cuantitativo qué aportes hay en el mercado laboral, aportes al producto interno bruto, aportes a la demografía, y por otro lado incorporar temas cualitativos que no son medibles, pero tienen que ver con la cultura, con costumbres, con la diversidad”.
Martínez precisó que la integración es vista más desde la territorialidad, es decir, de la acogida en los territorios desde el punto de vista espacial, cultural y económico, pero que hay diferenciarla de la inclusión que es “llevar a la gente a hacer parte de los procesos de desarrollo, de bienestar y proporcionarle una protección mayor, donde reconozco sus valores y dignidades, pero ambos caminos (integración e inclusión) son claves para la igualdad”.
Wilson Castañeda, director nacional de Caribe Afirmativo, analizó durante su intervención los avances que ha hecho Colombia en temas de integración de la población venezolana. Sostiene que en el país hay gobiernos locales que han visto la posibilidad de encontrar nuevas formas de integración.
“El segundo avance tiene que ver con la juventud, porque los flujos migratorios son juveniles, pero jóvenes con una gran capacidad y procesos de formación que están fortaleciendo las comunidades receptoras”.
Así como el entendimiento de las agencias de cooperación que la migración se atiende desde los territorios y no exclusivamente desde Bogotá.
“Y el avance que hemos encontrado la migración nos está poniendo a pensar en derechos económicos, sociales y culturales, incluso, a las comunidades de acogida”, manifestó.
Entre los puntos que expuso sobre las dificultades que han encontrado está la aparición de nuevas formas de violencias, la ausencia de políticas locales, la precariedad con que el estado nacional brinda apoyo a los territorios locales en asuntos migratorios, la desconexión con las comunidades de origen, ausencia de capacidad instalada.
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Sandra Parra, directora del Centro Tecnológico de Cúcuta, también participó en el panel, así como José Montás, alcalde del municipio San Cristóbal de República Dominicana, y Jorge Rodríguez, director de la oficina de Sisbén, quienes abordaron sus experiencias particulares en la temática de integración.
En el caso de Parra, enfatizó que desde la Alcaldía y el espacio que ella dirige se han concentrado en procesos de enseñanza que permitan fortalecer en las familias migrantes capacidades en distintas áreas y así formen parte del crecimiento de la ciudad.
Mientras que Rodríguez explicó que ellos aún tienen unos retos con el proceso de registro de estas familias al Sisbén. Dijo que hasta la fecha 32.000 están en la nueva plataforma del Sisbén cuatro, pero las proyecciones es de unas 100.000.
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