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Sábado, 27 de Noviembre de 2021

Título que hemos tomado de una columna del periódico El Trabajo, en la que aprovechaban para cuestionar lo divino y humano que sucedía en las instituciones y empresas, sin distingo de ideología o de propiedad, e irse lanza en ristre contra quienes cometían errores o faltas a sabiendas o involuntarias, lo importante era que se supiera, aún sin sostenérselo a nadie.

Levantar ampolla era, tal vez, lo que se buscaba con esos ‘dardos’, que escritos en un lenguaje ‘picaresco’, informaban sobre situaciones que de otra manera no saldrían a la luz. Eran notas cortas que terminaban con el estribillo ‘eso dicen’. No sabemos si con estas noticias se lograba incrementar la circulación, aunque conociendo el medio, lo más probable es que sí.

Vamos a compilar algunos de los mensajes publicados a mediados de los años cuarenta del siglo pasado, en plena efervescencia partidista.

Esto escriben en los ‘rumores del día’ el 17 de junio de 1946: “… que en la sesión de la Asamblea correspondiente al día 14 de los corrientes hubo desastres de magnitud gigantescas. Dicen que los diputados Sixto Tulio Reyes Peinado  e Isidoro Herrera pusieron de vuelta y media al gobierno y que por introducirse en defensas cursis el señor Secretario de Hacienda don Ernesto Vargas Lara, le sacaron el asunto del contrabando, cosa que ignoraba gran parte de la opinión pública cucuteña y que por acusarle de la pérdida de una tubería de Ricaurte, hubo vocablos gruesos y si más se va a las manos con el señor Herrera”.

En relación con una esperada repartición de puestos en la administración pública, esto se escribió en esta columna: “… que los politiqueros, todos esos que han dado en exhibir sus pretensiones de sapos con cola, están más afligidos que gato al lado de un picadero de carne, porque ven entristecidos que en el reparto de las arepas, están quedándose a la vera del camino, después de la declaratoria de ciertas iniciativas de unión nacional”.

Tampoco faltaban puyas dirigidas a otras instituciones por fuera de la ciudad y en esta ocasión, un ‘rumor’ se extendió hasta la población de Pamplona, en los momentos en que se presentó una crítica situación en el colegio San José de esa ciudad. Veamos, “… que al fin reventó la bomba en el Colegio San José de Pamplona. Ya los Hermanos están al frente de la Junta de ese plantel y seguramente, dicen las malas lenguas, terminará por acabar con ese sitio o por lo menos, con la administración de los Hermanos Cristianos y como eso quieren, del gobernador bumangués para abajo, desde luego que burló la solicitud de los padres de familia y vecinos respetables de Pamplona, hecha en oportunidad remediable, es de esperar la bancarrota. Y dicen que allí no ha pasado nada porque todo resultó de acuerdo con las órdenes y los deseos de NOSE QUE DE GATO”.

Ahora bien, durante el tiempo que se mantuvo en su puesto el ‘gobernador bumangués’ no faltaron los ‘disparos’ en su contra, en los días en que renunció su Secretario de Gobierno, motivo por el cual tuvo grandes dificultades para reemplazarlo, tal como veremos en los siguientes ‘rumores’: “…que para reemplazar al Secretario de Gobierno, el señor de Mutiscua, si es verdad que se separa de su cargo en los próximos días, figuran como candidatos unos señores de apellido García, oriundos del municipio de Convención”. En otro de esos ‘rumores’ se lee sobre el mismo tema: “…Que dizque al fin se encontró reemplazo para el Secretario de Gobierno o empleado para ese puesto, pues aseguran que será premiado el ciudadano que presentó el proyecto de acuerdo o resolución ante el Concejo de la ciudad de Ocaña, de donde es hoy nuestro NO SE QUE también de perro, hijo dilectísimo”.

Y no se quedaron atrás para dedicárselas al personero municipal de ese año.

“… que el Personero de municipio está con la parte aquella oculta que no permite publicar la decencia y buenas manera a dos manos, a causa de que el inquieto e inteligente doctor Alfonso Lara Hernández se puso a demandar el Acuerdo aquel de los atropellos y arrebatos en despoblados ordenados por ese señor en el atrapamiento de las tuberías particulares de la ciudad. Dicen que le costará esa locura del pobre Personero unos cuantos miles de pesos al infeliz Tesorero del Municipio”.  Y sigue el ‘rumor’: “…que ya en el ambiente de la ciudad se impone la necesidad de que el nuevo Concejo vaya iniciando, en la penumbra de las posibles candidaturas, el cambio de la Personería, pues de continuar así, la obra de don Rudesindo Soto se verá apagada por la existencia de  de esos desequilibrados en la principal de las oficinas del Distrito y que seguramente no será la de la Alcaldía sino la otra, la violada por el ex alcalde Cuberos que tan agradable le fue al actual gobernador bumangués”.

La pelea con el Personero siguió por largo tiempo como se aprecia en el siguiente ‘rumor’ aparecido meses después: “… que la inercia del  señor Personero Municipal experimentada frente al desempeño de sus funciones contra lo prevenido y ordenado por el Código Político y Municipal en sus incisos 5° y 6° del artículo 234, que dicen: vigilar la conducta de los empleados municipales y promover que se les exija la responsabilidad por las faltas o delitos que cometan, y oirá las quejas que le den los particulares por denegación de justicia, examinar los antecedentes, y si cree que hay motivo fundado, promover lo conveniente para que cese el  mal y para que se castigue al responsable, si hay lugar a ello (…) fue la causa de lo ocurrido en el Juzgado Primero Civil del Municipio, a cargo del señor Jesús Foliaco M., pues es sabido que las visitas a que está obligado tal funcionario, como representante del Ministerio Público deben verificarse mensualmente, y que lejos de practicarlas, dejó pasar el tiempo suficiente para que incubara el mal que hoy denuncia a los cuatro vientos de la opinión pública. Y dicen, además que es curiosa la actividad del señor Personero, precisamente en vísperas de hacerse los nombramientos en el Concejo de esta ciudad de lo que se desprende que si la practicó al fin no fue ‘movido de piedad sino por temor a que se le muriese en el camino’, es decir, mediante conveniencias materiales de distinto orden a la moral exigida por la ley, por lo cual esa misma opinión se pregunta estupefacta, ¿por qué el señor Personero no cumplió con su deber antes de ahora? De haberlo hecho mucho se hubiera evitado en el camino de denunciarlo”. Eso dicen.

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