En febrero del año pasado, el asesinato de José Manuel Pérez Rodríguez, al interior de un taller de latonería y pintura, generó consternación y dejó más preguntas que respuestas, pues muy poco se sabía sobre los responsables de ese crimen.
El cadáver de la víctima, que quedó dentro de un bus en el que acostumbraba a dormir, no tenía heridas de bala ni puñal, por lo que las autoridades determinaron que se trató de una muerte por asfixia, por las laceraciones que quedaron en el cuello.
Para ese entonces, lo único que sabían las autoridades era que Pérez Rodríguez habría estado comiendo pizza con dos hombres y una mujer, por lo que decidieron empezar a buscar algunos indicios por ahí.
“Empezamos a recopilar todo el material probatorio, revisamos los videos de las cámaras de seguridad, realizamos algunas entrevistas y a medida que avanzaba la investigación, se encontraron pruebas contundentes de que había un menor de edad involucrado en ese crimen”, comentó una fuente judicial.
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Tras varios meses de investigación, las autoridades lograron determinar que Brayan Rojas, quien para ese entonces era un adolescente, sería el presunto responsable del homicidio.
Fue así como la policía judicial presentó las pruebas suficientes para que se emanara una orden de captura inmediata, por el delito en mención.
“Como él era menor de edad cuando se presentaron los hechos, toda la investigación se manejó de esa manera, por lo que se habla de la aprehensión del presunto asesino. Con la orden ya lista empezamos a hacer el seguimiento del sujeto”, añadió la fuente.
El pasado jueves, a las 7:30 de la noche, cuando Brayan Rojas, de 18 años, transitaba por el barrio Caño Limón, fue capturado y posteriormente presentando a la Fiscalía para que se defina su situación judicial.
Lo asesinaron en un bus
La mañana del 9 de febrero del año pasado fue inusual para el propietario y los empleados de un establecimiento comercial, ubicado en la avenida 7 con calle 4, del barrio La Ínsula. Antes de las 8:00 de la mañana se percataron de la muerte de José Manuel Pérez Rodríguez, quien trabajó los últimos seis meses de su vida cuidando ese lugar.
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El cadáver quedó dentro de un bus que estaba en reparación, donde José Manuel acostumbraba a dormir.
Según se conoció, Pérez Rodríguez era conocido en el sector porque se dedicaba a vender gasolina y así se ganó la confianza de los propietarios del establecimiento.
De manera extraoficial se conoció que un mes antes de su muerte, habría tenido una discusión con el conductor de un vehículo, por cuenta de la publicación de una fotografía.
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