La mañana de ayer fue inusual para el propietario y los empleados de un taller de latonería y pintura en el barrio La Ínsula. Antes de las 8:00 de la mañana se percataron de la muerte de José Manuel Pérez Rodríguez, quien trabajó los últimos seis meses cuidando este lugar.
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El cadáver quedó dentro de un bus que está en reparación, donde José Manuel acostumbraba a dormir.
Aunque no tenía heridas de bala ni apuñaladas, las autoridades presumen que fue asfixiado, por las laceraciones que quedaron en el cuello y un golpe en la frente.
La única pista es que, sobre las 8:00 de la noche del jueves, Pérez Rodríguez estaba en el establecimiento junto con dos hombres y una mujer, comiendo pizza.
Por esto, los investigadores, que asumieron las pesquisas, tendrán que analizar los videos de las cámaras de seguridad instaladas alrededor del bus, además de las vías aledañas para establecer la ruta que tomaron los sospechosos.
Unidades de la Policía Metropolitana de Cúcuta arribaron al lugar para iniciar las pesquisas, al igual que miembros de la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) que se encargaron de la inspección y el levantamiento del cadáver, que finalmente fue trasladado al Instituto de Medicina Legal.