La muerte se volvió a pasear por Tibú, el fin de semana, acabando con la tranquilidad que se sentía desde hace unas semanas.

El pasado domingo, a las 9:30 de la mañana, fue asesinado Marco Aurelio Salazar Ortiz, cuando se encontraba acostado en una hamaca.

Según se conoció, la víctima, de 29 años, descansaba en el patio de la finca donde vivía, cuando un hombre, que presuntamente sería la expareja sentimental de su novia, con la que apenas cumplía ocho días, llegó y lo atacó.

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“Mi primo estaba en la finca dormido en un chinchorro, que está en el patio. El hombre llegó, se bajó de la moto y después de saludar a todo el mundo, sacó un cuchillo y lo apuñaló muchas veces”, contó una prima de la víctima.

Cuando el asesino se dio a la huida, los familiares que estaban acompañándolo en la vereda Caño Victoria Norte, lo auxiliaron, trasladándolo al hospital de Tibú, pero por las 13 puñaladas que recibió, los galenos de turno no lo alcanzaron a atender, pues ingresó muerto.

Por ahora, la familia del hombre muerto espera que el asesino salga del escondite donde esté, para que pague por lo que hizo.

“Con su mamá (Marco Salazar) era un hombre muy dedicado. Le ayudaba en la finca, a trabajar en el campo. Él era muy alegre, animaba a la familia con sus ocurrencias”, añadió la mujer.

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Lo mataron a disparos

Horas después de que en la vereda Caño Victoria Norte asesinaran a Marco Aurelio; en la vereda La Libertad hallaron muerto a  Nilson Ariel Morales Aguirre.

Según versiones, cuando Nilson Morales iba hacia la vereda Puerto Reyes fue interceptado por varios hombres, quienes le propinaron unos disparos robarle la moto XTZ Yamaha, en la que iba.

Alegando cuestiones de seguridad, la Policía envió a los empleados de una funeraria a recoger el cadáver.

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