El municipio de Tibú, en Norte de Santander, continúa siendo un escenario donde la presencia de las autoridades pareciera ser inexistente, dejando el control en manos de los grupos armados que operan desde la clandestinidad.
La semana pasada, estos actores ilegales tomaron medidas contra el gremio de taxistas que, según ellos, ingresaban al municipio sin autorización. Como advertencia, hombres armados interceptaron a uno de estos conductores en la vía y vandalizaron su vehículo.
Con tinta roja, dejaron un mensaje claro: “No más taxi”, una intimidación directa a quienes forman parte de la mancha amarilla que opera en la región.
“Lo que pasa es que allá uno tiene que pedirle permiso es a la guerrilla para entrar. Por ejemplo, muchos del gremio que trabajan aquí en Cúcuta se atreven a trabajar por puestos para allá, pero todo debe estar autorizado porque es una tierra donde manda esa gente”, comentó un taxista.
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Según relatos de conductores, la carretera que conecta Cúcuta con Tibú tiene dos puntos conocidos como “aporte solidario”. En estos lugares, los grupos armados establecen peajes ilegales y verifican las autorizaciones para circular.
Sin embargo, algunos taxistas intentan evitar este control, lo que pone en riesgo su seguridad.
“Con esa gente no se juega, hay unos que se las ingenian para ingresar sin permiso, pero siempre hay consecuencias”, añadió otro chofer.
Esta situación ha generado temor entre los transportadores que se aventuran a ingresar a la zona, a pesar de las complicaciones y riesgos que implica.
Sin embargo, también existe tensión entre los conductores locales y aquellos que llegan desde Cúcuta.
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Transportadores de Tibú aseguran que las empresas de la zona deben pagar cuotas mensuales a los grupos armados, mientras que los conductores foráneos no lo hacen, lo que les permite ofrecer tarifas más económicas.
“Es como si nosotros llegáramos a la ciudad a quitarles a ellos los servicios y cobrarlos a menor valor; pues va a existir un enojo. Lo mismo pasa aquí. Nosotros pagamos y somos legalmente constituidos, pero ellos pretenden venir a meterse donde no deben”, explicó un conductor del municipio, afectado por la situación.
Añadió que las cuotas son elevadas, lo que encarece el precio del pasaje. “Las cuotas son un poco altas y por eso es que el pasaje sube cada día más. Pero como ellos no pagan ese valor, por eso pueden cobrar lo que quieren”, afirmó.
Este medio de comunicación intentó comunicarse con la Policía de Norte de Santander para conocer su posición frente a este problema, pero no fue posible obtener una respuesta oportuna.
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