Liliana Consuegra Bazzani creció en Cúcuta. Vivió desde 1981 hasta 1990 y luego regresó en 1998 para el año de servicio social obligatorio en Claret y Comuneros.
Estudió en el Carmelitas y en el Santa Teresa, “hice deporte con maravillosos entrenadores durante mi infancia y juventud. Tengo grandes amigos. Cúcuta hace parte de mi… muchas razones para querer y extrañar la perla del norte, las brisas del Pamplonita, sus árboles, el malecón… ¡Qué nostalgia!".
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¿Por qué llega a cristalizar esta fundación?
Haciendo un voluntariado a mi regreso de una especialización en nutrición infantil en España en 2001, conocí dos niñas con esta condición, para mi (y en general para mis colegas) desconocida… investigando llegué a Debra Internacional, y luego de recibir asesoría por cerca de 2 años, y en vista de no existía apoyo para esos pacientes, me entregaron la misión de abrir Debra para Colombia.
¿Cómo ha sido esa experiencia?
Tengo registradas más de 120 historias que me han permitido aprender lo que significa un acto médico humanitario y empático, no solo con el paciente, sino con su familia y cuidadores.