La prolífica y exitosa carrera de Woody Allen, ganador de cuatro Óscar, que presenta en la Mostra de Venecia su película número 50, ‘Golpe de suerte’, se ha visto empañada por la denuncia de abuso sexual de su hija adoptiva.
El director y guionista de 87 años está considerado como el renovador de la comedia moderna y maestro en diseccionar las fobias y angustias del intelectual urbanita. Pero en las últimas tres décadas, la vida privada del más europeo de los cineastas estadounidenses ha protagonizado tantos titulares como sus películas.
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Las acusaciones nunca probadas de manoseo sexual a su hija adoptiva Dylan Farrow cuando tenía siete años empañaron su carrera y obligaron al cineasta, que siempre ha negado los supuestos abusos, a estar a la defensiva mientras veía cómo se le cerraban puertas, sobre todo, a raíz del movimiento #MeToo.
Nacido en el Bronx el 1 de diciembre de 1935 y criado en Brooklyn, Allen Stewart Konigsberg empezó su carrera en el mundo de la magia y los monólogos antes de dar el salto a la gran pantalla, donde sus excentricidades y su humor cautivaron a un ejército de fieles. “Cuando empecé, soñaba con ser Godard, Fellini, Truffaut o Resnais. Junto con Bergman y Antonioni, son los directores que me insuflaron las ganas de hacer este oficio”, declaró en 2014 a la revista francesa Le Nouvel Observateur.
Con tres Óscar como guionista y uno como director y 24 nominaciones, también como actor, en la carrera de este cineasta que ha sacado prácticamente una película por año, figuran títulos como ‘Annie Hall’, ‘Manhattan’, ‘Hannah y sus hermanas’, ‘Match Point’, ‘Blue Jasmin’, ‘Medianoche en París’ o ‘Un día lluvioso en N.Y’.
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