En una reunión virtual de diálogo se unieron representantes de la academia colombiana y venezolana con el gobierno de Norte de Santander para debatir aspectos como: gobernanza, seguridad, acceso a derechos y salud pública del fenómeno migratorio para el año que comienza en medio del contexto COVID-19.
Estuvieron desde Caracas, Venezuela, la demógrafa de la Universidad Católica Andrés Bello, Anitza Freitez; desde Bogotá, el internacionalista e investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, Ronal Rodríguez; y desde Cúcuta, el secretario de Fronteras y cooperación internacional de Norte de Santander, Victor Bautista.
El conversatorio fue organizado por la plataforma digital Estoy en la frontera, del diario La Opinión, con el apoyo de USAID y Acdivoca.
Se trata del primero de un ciclo planificado de charlas que pretenden incentivar el cambio de narrativas frente a la población en proceso de movilidad humana proveniente de Venezuela y que busca hacer vida en Colombia.
Los documentos que se tuvieron en cuenta en el debate fueron la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), estadísticas que han venido a llenar los vacíos que el Estado venezolano ha ido dejando en esta materia; y el informe ‘Frontera y movilidad humana’, un documento de recomendaciones formuladas por el Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario para el abordaje de la migración durante y después de la pandemia.
A cada uno de los diagnósticos ofrecidos desde Venezuela por Freitez y el aterrizaje en contexto colombiano de Rodríguez, acudió Bautista con la respuesta estatal a partir de las dinámicas de las políticas públicas aplicadas, e incluso de las que todavía faltan por aterrizar en el tiempo, así como definir y viabilizar de modo pragmático.
El debate incluyó análisis demográficos, alcances y pendientes de las políticas migratorias y revisión de las capacidades de respuesta estatal.
Colombia ya es el segundo mayor receptor de migración en el mundo, y se prevé que, con el aumento de la movilidad venezolana, aun en medio de la pandemia del covid-19, ascienda al primer lugar en 2021.
Gobernanza
Colombia se ha convertido en el principal receptor de la migración venezolana, dadas las dificultades de sobrevivencia que acarrea la emergencia humanitaria compleja que atraviesa el otrora país petrolero, explicó Freitez.
Por su parte, Rodríguez planteó que si bien Colombia cuenta con aproximadamente 1.7 millones de venezolanos, la Tarjeta de Movilidad Fronteriza (TMF) da cuenta de la dinámica incesante de más de 4.9 millones a lo largo de las zonas limítrofes compartidas.
Este panorama, dijo el internacionalista, complejiza la gestión local y departamental por parte del Estado. También identificó como reto que “los procesos de integración e inclusión se construyan en una espiral de desarrollo”.
Al respecto, Bautista apuntó la importancia de la caracterización e identificación de los venezolanos, lo que implica su acercamiento al Estado asumiendo los procesos de regularización. “Queremos una migración visible, sujeto de acción y desarrollo para Colombia”, aseguró.
Seguridad
La incertidumbre marca la decisión migratoria, y desde hace varios años los trámites de identificación se han dificultado. “A muchas personas, les ha tocado salir sin documentación en regla, y hay una falla enorme en los servicios consulares”, arguyó Freitez.
“El gobierno venezolano se ha encargado de limitar los derechos de movilidad internacional de los venezolanos”, señaló Rodríguez. Por eso, las bondades del sistema biométrico “se deben extender también a la TMF, porque es el instrumento que más venezolanos tiene registrados en el mundo”. Esta condición de irregularidad beneficia solo a los sectores que se mueven en la ilegalidad, sentenció.
El sector gubernamental está al tanto. De hecho, Bautista considera que “este sistema biométrico es la llave que abre todas las soluciones para el manejo de la crisis. Ningún país ha podido salir adelante sin un sistema de biometría para identificar a toda la población”. Admite que han sido “un poco lentos en haber tenido un sistema de identificación” frente a las dimensiones numéricas que arroja la movilidad venezolana.
Salud pública
En Venezuela, “teníamos restricciones de movilidad desde 2019” por la escasez de transporte público y tráfico aéreo reducido, entre otros factores, advirtió Freitez. En esa medida, ha sido más lenta la expansión del virus.
El retroceso de 3,7 años en la esperanza de vida de los venezolanos y sus dificultades para vacunarse, son aspectos que complejizan el panorama sanitario del país vecino. Se requiere el llamado de “misiones médicas, una respuesta regional” para apoyar en las zonas de frontera, con “más de 450 mil movimientos”, incluso desde que fueron cerradas. Además, “sería un peor riesgo, no hacerlo”, alertó Rodríguez.
Por su parte, Bautista atiende a la advertencia de la OMS para no excluir a los más vulnerables en la vacunación contra el covid, porque “sería muy grave que los venezolanos empezaran a tener cuadros de mortalidad o letalidad gigantes por no tener garantías de un sistema de protección de salud”. También agregó que “la salud de los migrantes pendulares es la salud nuestra”.
Acceso a derechos: lo laboral
Si bien la Encovi revela el carácter eminentemente joven de los migrantes que están saliendo, de los cuales “solo un tercio cuenta con educación universitaria”, estos “podrían ser formados en ocupaciones básicas y contribuir en el desarrollo de sectores productivos”, sostuvo Freitez.
En medio de un contexto mundial severamente golpeado por la pandemia, las políticas públicas de asistencia y apoyo a los venezolanos deben ampliarse. “Si lo hacemos en el espíritu de entender que somos una misma comunidad humana”, donde primen la inclusión e integración, el proceso de reconstrucción económica pos covid será mucho más llevadero, aseguró Rodríguez.
En este sentido, Bautista recordó que, últimamente, instancias locales han estado tratando de incorporar personal de salud venezolano por la emergencia sanitaria. Pero, “definitivamente es una decisión de Estado”, donde también convergen los sectores privados, sindicatos, gremios. Aún así, la reflexión del secretario de Fronteras conmina a que sean “mucho más rápidos”.