La ola de calor que azotó al oeste de Estados Unidos y Canadá en los últimos días hubiera sido “virtualmente imposible” sin el cambio climático provocado por el hombre, según un grupo de expertos.
La organización The World Weather Attribution dijo que el calentamiento del planeta causado por los gases de efecto invernadero hizo 15 veces más probable que se registrara esa ola de tremendo calor.
Las áreas del noroeste de ambos países rompieron récords de temperatura por varios grados. Eso incluye un récord canadiense de 49,9 grados Celsius en la ciudad de Lyton que subsecuentemente fue mayormente destruida por un incendio.
“No hay duda absoluta de que el cambio climático tuvo un rol clave”, dijo uno de los autores del estudio, Friederike Otto, un climatólogo de la Universidad de Oxford en una conferencia de prensa.
Los científicos analizaron registros históricos y simulaciones en computadora para comparar el clima de hoy con el del pasado. La temperatura en el planeta se ha elevado casi 1,2 grados Celsius desde los años finales del 1800.
Durante el estudio descubrieron que las observaciones eran tan extremas que quedaron muy lejos del rango de temperaturas hasta entonces registradas. Pero con el clima actual, el evento podría ocurrir una vez cada mil años.
Mirando al futuro, si el planeta se calentara dos grados Celsius, lo que al ritmo actual podría ocurrir ya en la década de 2040, canículas como éstas ocurrirían cada cinco y hasta 10 años y serían un grado Celsius más calientes.
Dos teorías
La ola de calor hizo que el mes pasado fuera el junio más caluroso registrado en Norteamérica, según datos del servicio de monitoreo climático de la Unión Europea.
De momento no se conoce una cifra de muertos, pero se cree que serían cientos.
Los investigadores del World Weather Attribution esgrimieron dos explicaciones sobre cómo el cambio climático tornó más probables las olas de imponente calor.
La primera teoría es que, si bien el cambio climático hizo más probable que ocurriera el evento, el fenómeno aún sigue siendo algo atípicamente extremo.
En esta explicación, la sequía preexistente que impidió refrescar el área, junto con un sistema de alta presión que se desplaza muy lentamente conocido como “bóveda de calor”, estaban sobrecargados por el cambio climático.
Según esta teoría, sin la influencia del cambio climático, el pico de temperatura hubiera sido unos 2 grados Celsius menor.
Otra más grave
La segunda hipótesis es más nefasta: el sistema climático pasó a un umbral en el que una pequeña cantidad adicional de calor lleva más rápidamente las temperaturas a niveles extremadamente más altos que lo observado hasta ahora.
“Todo el mundo está realmente preocupado por las implicaciones de estos eventos porque es algo que nadie vio venir, que nadie creyó posible”, dijo el coautor del estudio Geert Jan van Oldenborgh.
"Sentimos que no entendemos las olas de calor como creíamos”, dijo. Agregó que eso podría significar que es posible que se registren tamañas temperaturas en otras altas latitudes como el norte de Europa, el resto de Estados Unidos, China y Japón.
Este fenómeno implica adaptarse mediante planes diseñados para temperaturas muy por encima de los rangos registrados en el pasado, según los expertos.
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en http://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion