Un ejemplo de vida
Para don Carlos Julio, la clave de su longevidad está en la alimentación sana, el trabajo honesto y las buenas acciones hacia los demás. “Nunca tuve enemigos, el mal genio no fue parte de mi personalidad, y siempre he sonreído ante las dificultades”, asegura.
A los 49 años contrajo matrimonio con Leonor Lozano, quien tenía 20 en ese entonces y fue su compañera de vida hasta que falleció hace dos décadas.
Juntos formaron una familia de 13 hijos, de los cuales tres ya han partido. Su legado se extiende a 45 nietos, 50 biznietos y 14 tataranietos, varios de ellos profesionales.
Pese a su avanzada edad, don Carlos Julio sorprende a todos con su humor.
“Madruga porque dice que tiene que trabajar la muela para comer”, comenta Miriam entre risas. Aunque sus órganos vitales muestran señales de desgaste, sigue caminando solo y enfrentando cada día con entusiasmo.
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“Hace poco tuvo una caída, pero no sufrió fracturas. Es como un roble, confirmando que los árboles mueren de pie”, añade su hija.