Para entender el momento histórico-político que habrán de asumir los colombianos cuando voten, pues no es la primera vez que en el país se presenta una situación similar de polarización, dice el historiador Luis Fernando Niño López, “es necesario recordar ciertos eventos la vida republicana que guardan semejanza con los que vienen.
Entre ellos, la coyuntura de 1863, cuando se dio vía a la Constitución de los Estados Unidos de Colombia entre federalistas y centralistas, partiendo de ella para desembocar en la Constitución de 1886 de Rafael Núñez quien siendo liberal, inesperadamente terminó siendo conservador, y esa Constitución le dio orden al país pero por virtud de la llamada Ley de los Caballos Muertos, que fue una imposición.”
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Un evento coyuntural un poco más cercano, en 1945, es la cantada victoria liberal que daría fin a la hegemonía conservadora, pero la incidencia del “outsider” Jorge Eliecer Gaitán, en el pretendido triunfo del candidato liberal Turbay, dio paso a la presidencia de Mariano Ospina Rodríguez (conservador) y las consecuencias del Bogotazo así como la violencia bipartidista. Luego se da otra situación con el golpe de opinión de la Junta Militar, que desembocó en el Frente Nacional.
Del criterio académico y de su análisis, se desprende que, luego de “sesenta años después, volvemos a un escenario de similares características con otros ingredientes, que incluyen la lucha contra la corrupción, la seguridad ciudadana, la aplicación del proceso de paz adelantado en el segundo mandato de Juan Manuel Santos, posibles cambios en el modelo económico del país, responsabilidades frente al medio ambiente, la equidad social y en particular, para Norte de Santander, la apertura de la frontera o más bien, el restablecimiento de las relaciones formales con Venezuela.”
El elector y otros ingredientes
Se suma a esa enumeración, otros aspectos que señala Jairo Eduardo Oviedo, representante de la Misión de Observación Electoral (MOE) para esta región del país. “En el balotaje, los candidatos saldrán a la búsqueda de los abstencionistas al voto y de captar la votación de las otras opciones en primera vuelta (como lo están haciendo), descartándose que quienes ya votaron por una de las dos opciones mayoritarias en contienda, cambien de parecer.”
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Para el representante del MOE también es importante destacar que “frente a situaciones que podrían entorpecer el proceso electoral en esta segunda vuelta, específicamente en Norte de Santander, estaría el orden público, aunque en las dos últimas votaciones, en marzo 13 y mayo 29, los ciudadanos acudieron a las urnas en calma.
Así parezca inconexo, el tema invernal influiría en éste proceso electoral, sobre todo por el mal estado de las vías terciarias, afectando en un momento dado aspectos como el traslado del material electoral y la posibilidad de que los votantes participen, aseguró Oviedo.
Los perfiles de los presidenciables
En la arena, “tenemos dos candidatos diametralmente opuestos, pero muy cercanos en sus ideas, evaluación que hacen los académicos, además de unos partidos y movimientos políticos debilitados pero aún con credenciales”, precisa Niño López.
Así, el profesor Niño López, presenta a Gustavo Petro, candidato del Pacto Histórico, con la ventaja de contar con amplia experiencia en la política, lo que le da un mayor conocimiento de la estructura del Estado; fluida oratoria, liderazgo carismático y mesiánico, características del populismo del siglo XXI del que hoy se está hablando tanto, “condiciones que lo hacen más cercano a las clases políticas tradicionales y por ende, motivo para que en su campaña haya políticos tradicionales.”
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A su turno, considera que Rodolfo Hernández, candidato de la Liga Anticorrupción, se muestra como una persona que viene del mundo de los negocios con una percepción distinta de la realidad y por supuesto, lo hace diferente en cuanto a la forma de administrar; además cuenta con la capacidad financiera que le permite tener libertad en las decisiones y el apoyo de destacados e influyentes industriales. Juega a su favor el regionalismo, dado que en estas latitudes no se ha elegido un presidente santandereano desde hace 144 años, siendo el último Aquileo Parra (1876-1878).
Las estrategias en juego
Pero esas características que exhiben los candidatos no son fruto del azar, según el licenciado Néstor Martínez Soto, estratega de campañas políticas y estudioso del tema, la visión de ‘mesías y héroe de Petro’, como la imagen de ´viejito millonario y bonachón del ingeniero Hernández’, corresponden a un trabajo elaborado de marketing neuropolítico, que en la actualidad forma parte de las estrategias “de moda” en Latinoamérica, como lo fue en el caso de Andrés Manuel López Obrador, actual presidente de México y Nayib Bukele, presidente de El Salvador, quienes calaron hondo con sus propuestas sacándole partido al manejo de las redes sociales y a los más osados movimientos de la industria publicitaria.
Esta forma de campaña la define la investigadora Rodomira Daza, en su trabajo ‘Del marketing político a la neuropolítica´ como “una disciplina en constante movimiento y evolución, con actores identificados; candidatos, partidos y consumidores: electores, en quienes el esquema tradicional, se ve influido por formas eficaces de comunicación y persuasión, como por el comportamiento humano definido por las emociones y la racionalidad.”
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Bajo esas premisas, Martínez Soto, desde la perspectiva neuropolítica señala que “el discurso de Petro, en especial para la región, es racional y lo ha centrado en la apertura de las relaciones con Venezuela. En tanto que la propuesta del ingeniero Rodolfo es emotiva en esta parte del territorio nacional y se centra en demeritar a los políticos tradicionales.”
La educación en el nuevo gobierno
Para la academia, sin dejar de lado otros aspectos relevantes de las propuestas de los candidatos a la presidencia, es importante conocer cuál es la apuesta de ellos en materia de educación y de políticas públicas. Ambos coinciden en cubrir las deudas del Icetex y en que la educación debe ser de alta calidad y abarcar todos los rincones de Colombia.
Sin embargo, para los candidatos no hay claridad frente a la educación universitaria, pues no han dicho mayor cosa, indica Niño López, “hablan del fortalecimiento de lo público, pero es importante traer a colación el programa Ser Pilo Paga en el que los dineros públicos se iban hacia las universidades privadas, los costos fueron altos y la cobertura baja, motivo de su fracaso.”
La pregunta para el historiador desde la educación, es “¿cómo entender a Petro, un populista progresista y a Hernández un “outsider”?, “pues al primero hay que enseñarle memoria histórica y al segundo hay que mostrarle otros caminos desde la democracia.”
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En cuanto a las políticas públicas, los dos tienen grandes retos, de todos los que hay, el desempleo, la salud y la seguridad. Mientras uno se sostiene en su discurso contra la corrupción, el otro perfila su tarea de gobierno en el cambio.
“Marcadas diferencias en ver la conducción del Estado y promovidas en su publicidad”, señala el profesor de la Unisimón.
Los nortesantandereanos, esperan que la frontera se abra por vías legales. Actualmente hay más de 140 trochas, aproximadamente cinco millones de venezolanos en Colombia y un millón más hasta Chile, lo que ha generado una grave afectación al continente.
En este punto, Petro manifiesta que se van a mejorar las relaciones con el vecino país una vez sea presidente. En tanto que Rodolfo, asegura que “pasadas las cuatro y siete minutos de su posesión, la frontera se abre”.
Concluye, el catedrático de la Unisimón, que si bien el pulso entre Rodolfo y Petro, ya se entiende como un cambio, pues no hay partidos en contienda, lo que se va a decidir el 19 de junio va más allá del período presidencial y es en sí, el futuro de Colombia, su manera de integrarse al mundo y de generar una forma de gobernar que satisfaga a más de 40 millones de colombianos con necesidades de más de “cien años de soledad.”
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