Cúcuta Deportivo vivía su octava temporada en la B. El 27 de noviembre de 2004, miles de hinchas rojinegros veían como su equipo encaminaba el ascenso a la primera división de la mano de Eduardo Julián Retat. Llegaba a la última fecha de los cuadrangulares con la obligación de ganar para asegurarse en la final, aunque al tanto de la actuación de Real Cartagena, que visitaba Valledupar, y estaba con los mismos puntos.
Cumplió su labor al vencer a Alianza Petrolera 3-1 con goles de Faruk Yaruro, Jorge Ramírez y Rogeiro da Silva. Cerca de 16 mil hinchas en el estadio General Santander desbordaban de alegría, pero ocurrió una de las manchas más grandes del fútbol colombiano.
Hincha del Cúcuta Deportivo se muestra desconsolado en el campo del estadio General Santander luego de la eliminación del rojinegro.
Cartagena marcó cuatro goles en los últimos instantes del partido ante Valledupar, que le permitieron vencer 5-0 en la capital del Cesar y obtener la clasificación gracias a una diferencia de gol de +5, superando al Cúcuta Deportivo.
“Hicimos todo, peleamos todo, anotamos tres goles legales, nada de chancucos, la verdad no sé, es penoso. Estoy anonadado, tengo 30 años de estar dirigiendo y creo que los dirigentes se tienen que pronunciar”, señaló, terminado el juego, Retat, quien no encontraba explicación de lo sucedido.
Eduardo Julián Retat, anonadado tras lo ocurrido en Valledupar.
Protestas sin final feliz
El evidente amaño fue denunciado por el Cúcuta Deportivo con personalidades como Luis Morelli (gobernador de Norte de Santander en la época) y Efraín Pacho (presidente del equipo del momento), se aplazó la final unos días, pero no hubo vuelta de hoja.
Miles de cucuteños marcharon en la ciudad reclamando juego limpio y asimismo lo hicieron en Bogotá, en la sede de la Dimayor, pero nada bastó.
En diciembre de 2004, decenas de hinchas del motilón protestaron en la sede de la Dimayor, en Bogotá.
La situación fue tan evidente que el propio alcalde de Valledupar, Ciro Pupo Castro, solicitó explicaciones a los directivos del cuadro vallenato.
“Así como en los inicios, durante y hasta la fecha del desarrollo de este proceso deportivo, la administración municipal avaló, gestionó y apoyó en todo momento al equipo, de igual manera repudia, rechaza y reprueba de manera enérgica las circunstancias desconcertantes que la afición evidenció al final del partido, tanto que se siente engañada e irrespetada”, manifestó Pupo Castro.
“La situación fue tan aberrante que algunos ciudadanos corearon ‘somos corruptos, somos corruptos’”, escribió La Opinión en su edición del 30 de noviembre de 2004 sobre lo que replicaban los seguidos del cuadro valduparense.
Confesión de una triste historia
El 2 de diciembre de 2014, el diario El Pilón de Valledupar publicó una nota con José De Ávila Berdugo, el arquero que atajó para el elenco vallenato aquella tarde de 2004. El barranquillero confesó que si existió un arreglo pues “la idea era que clasificara un equipo costeño a la final de la B”.
“El arreglo consistió que el equipo que fuera perdiendo en los últimos cinco minutos debía regalarse y recibiera más goles para sacar al Cúcuta, pero que yo sepa en ningún momento hubo arreglo económico”, dijo el guardameta.
Cartagena finalmente venció en la final a Deportivo Antioquia, ascendió y fue subcampeón de la Liga colombiana en 2005, año del ascenso del conjunto motilón.
Agresión de Comesaña a Pinto
El 6 de agosto de 2006, Real Cartagena visitaba al General Santander por primera vez después del bochornoso hecho en Valledupar. El partido terminó igualado 1-1 con goles de Lin Carlos Henry por el Cúcuta y Luis Sillero por la visita.
Pero lo deportivo pasó a un segundo plano. Julio Comesaña, técnico de los ‘heroicos’, intentó agredir a Jorge Luis Pinto, estratega motilón, con un golpe en la cara.
Para la historia quedó el intento de agresión por parte del experimentado estratega uruguayo.
“Él le dijo al central del compromiso (Carlos Eduardo Betancur) que Real Cartagena lo había comprado. Luego se metió conmigo, y señalándome, le dijo al hombre de negro: Julio te compró, Julio te compró”, dijo Comesaña al periódico El Universal, días después del hecho.
Pinto, ídolo de la hinchada del Cúcuta, señaló que reclamó por lo que sucedía en el juego, pero no de forma personal. “Yo no pierdo la cabeza, fui tan equilibrado que desvié un puño”.
Julio Comesaña salió del estadio General Santander custodiado por la Policía.
Asimismo, el camerino visitante sufrió afectaciones. “Al camerino llegó el alcalde de Cúcuta (Ramiro Suárez) con varios policías preguntando por mí. Según él, me iba a detener por generar desorden en su ciudad. Yo le dije que fuera a preguntarle a Pinto por qué había actuado como lo hizo”, contó el DT uruguayo.
Finalmente ambos terminaron sancionados por parte de la Dimayor, en un semestre en el que el Cúcuta gritaría campeón de Liga por primera y única vez en su historia.
Enemistad entre barras
Además de lo sucedido en el campo, hay antecedentes de una enemistad grande entre las barras de ambos equipos, razón por la que –por ejemplo- se ha prohibido la entrada de hinchas rojinegros al estadio Jaime Morón en los últimos años.
Uno de los hechos que ha enmarcado este ‘conflicto’ fue un robo de banderas por parte seguidores cartegeneros a los cucuteños en 2016. Un año antes, la situación fue viceversa.
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en http://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion