Andrés Felipe Estrada Ramírez, quien cursa sexto semestre de Ingeniería Civil de la Universidad Francisco de Paula Santander (UFPS), en Cúcuta, estaba en la mira de una banda de secuestradores desde hacía varios meses, sin que él lo sospechara.
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La organización ilegal, conformada por al menos cuatro exintegrantes de la disidencia del Frente 10 de las Farc, le venía siguiendo los pasos sigilosamente al joven araucano. Poco a poco los desconocidos fueron conociendo todo sobre él.
Y para tener todo al detalle y saber cuánto podrían exigir por su liberación, un miembro de la banda que vivía en el mismo barrio de Estrada Ramírez, se hizo amigo de él, ganándose la absoluta confianza.
Por eso, cuando ya tenían montado todo el plan para el secuestro, decidieron ejecutarlo el jueves en la madrugada. Lo primero que debía hacer el vecino era sacarlo de su casa y llevarlo a algún sitio, donde los cómplices se encargarían de llevárselo en un vehículo, aparentemente un taxi, para burlarse de las autoridades, si llegaban a reaccionar rápidamente.
Y fue así como el jueves, a las 2:00 de la madrugada, tres hombres armados interceptaron a Andrés Felipe y a su acompañante, cuando se movilizaban por la Avenida Los Libertadores con calle 4, del barrio Colsag.
Una vez los secuestradores tuvieron asegurado a su víctima, la trasladaron hasta una invasión que está cerca del sector Cerro Pastel, el barrio Belén, allí tenían un ‘rancho’ de madera ya listo para mantener al joven y así comenzar a negociar su liberación.
Según las autoridades, esa casa de madera había sido alquilada días atrás por uno de los secuestradores y estaba en una parte desolada para no despertar sospecha alguna si les tocaba llevarse a su víctima hacia otra parte.
El rescate
Una vez se conoció el secuestro, la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) con sus unidades del Gaula iniciaron las pesquisas. Lo primero que hicieron fue entrevistar al vecino que estaba de rumba con Andrés Estrada.
Después de varios minutos de hablar con esa persona, los investigadores comenzaron a ver que había muchas inconsistencias, por eso comenzaron a presionarlo, hasta que lograron darse cuenta de que él habría tenido algo que ver con ese hecho, pues a cada pregunta que le hacían sacaba un argumento diferente.
“Este hombre lo que hizo fue inventar cosas de la víctima, empezó a decir que Andrés Felipe debía un dinero producto de una droga que, supuestamente, expendía y que por eso él creía que se lo habían llevado, además dio una hipótesis de los hechos que después de comprobar con las cámaras de seguridad de los locales, no tenía sentido. Nada de lo que dijo fue cierto”, contó la fuente judicial.
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Ante esas inconsistencias, los ‘sabuesos’ del Gaula comenzaron a recopilar varios videos de las cámaras de seguridad de la zona y poco a poco fueron rastreando la ruta de escape de los secuestradores con el universitario.
“El vecino fue probablemente la pieza más importante para ejecutar este secuestro extorsivo, él junto con otros tres exintegrantes de ese frente de las disidencias de las Farc que residían en Cúcuta, planearon y consiguieron tanto el ‘cambuche’ como el vehículo y las armas para ejecutar el acto criminal”, explicó una fuente judicial cercana a las pesquisas del hecho.
A medida que pasaban las horas y la presión se hacía más fuerte para las autoridades, los investigadores fueron teniendo más pistas del hecho y del sitio donde posiblemente tendrían a la víctima.
Además, conocieron que estaban pidiendo $500 millones por dejar en libertad a Andrés Felipe Estrada.
Fue así como varios hombres de inteligencia se dieron en la tarea de buscar el sitio exacto donde mantenían al estudiante, logrando tener alguna información de unas fuentes que les señalaba que efectivamente estaba en un ‘rancho’ muy cerca de Cerro Pastel.
Ante eso, entre la noche del jueves y la madrugada de ayer, un grupo de uniformados se organizó y comenzó a rodear la zona hasta tener el punto exacto y hacía las 5:30 de la mañana, 27 horas después del secuestro, los policías entraron a la fuerza a la vivienda, encontrando la víctima.
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Recostado en el piso de tierra, con una venda en los ojos y amarrado de pies y manos los hombres del Gaula encontraron a Andrés Estrada Ramírez.
Luis Orlando Páez Castaño, quien, según fuentes judiciales, era el que custodiaba al universitario y tenía una pistola, no pudo hacer nada al ver a los policías, solo levantó sus manos y se entregó.
Ya con el joven rescatado, sano y salvo, los investigadores siguieron otras pistas y llegaron hasta donde se encontraban otros dos presuntos integrantes de la banda, además, encontraron otras dos pistolas.
Al cierre de esta edición, los cuatro hombres detenidos esperaban que fueron llevados ante un juez para que les definiera su situación jurídica, pues les imputarán los delitos de secuestro extorsivo agravado y porte ilegal de armas.
“Los cuatro hombres están siendo judicializados y es importante recalcar que el delito de secuestro extorsivo agravado cuenta con una pena mínima de 37 años, por lo que esperamos que esta sea una condena ejemplarizante para estos delincuentes”, manifestó el general Herman Bustamante, jefe Nacional del servicio de Policía.
La familia de Estrada Ramírez quienes habían viajado desde el jueves de Arauca a la capital nortesantandereana, fueron los primeros en hablar con el joven una vez recobró la libertad. Para ellos fue inevitable contener las lágrimas y entre abrazos protagonizaron una emotiva escena de reencuentro.
Aún quedan cabos sueltos
En medio de la incertidumbre y las teorías que circulaban el jueves sobre las circunstancias del secuestro, fuentes oficiales aseguraron que el vehículo que llevó forzadamente al estudiante se trataría de un taxi, sin embargo, después de hacer un estudio detallado de los hechos, al parecer el carro no era de servicio público.
“Este vehículo todavía está desaparecido, lo estamos rastreando. Lo que se sabe es que el carro se asemejaba y contaban con varias características similares a un vehículo de servicio público, pero no sería un taxi”, señaló otra fuente judicial.
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