¿Alguna vez ha sentido que sus gustos, preferencias o acciones dentro de la manera de desarrollar su sexualidad son poco comunes? Seguramente usted puede tener una parafilia y no lo sabe.
Pese a que estamos en la era de la tecnología y hay mayor acceso a la información, los temas sexuales siguen siendo –para algunos grupos de personas– un tabú o algo de lo que simplemente, no se habla.
Esto evita que se conozca que se pueden tener algunas conductas que podrían afectar sus relaciones sexoafectivas e incluso, su vida cotidiana, tal y como lo señala la psicóloga y sexóloga, Naylu Vergel, quien señaló que las parafilias “son patrones de conducta, preferencias o fantasías sexuales poco frecuentes o fuera de lo común, que incluyen objetos, situaciones, personas o animales”.
La profesional expresó también que afectan las relaciones interpersonales por la dificultad que representa el encontrar una pareja con las mismas preferencias en lo sexual, ya que las parafilias usualmente son anómalas y fuera de lo común.
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“Las parafilias en ocasiones causan mucha angustia a la persona que las padece y pueden causar graves daños a otros, por ejemplo, en la pedofilia donde el objeto del deseo y placer sexual son los niños o el daño físico y psicológico a niños, también a adultos o animales en el caso del sadismo; a estas personas usualmente se les llaman perversos o narcisistas perversos, ya que hay cierto índice de maldad en su proceder y es más común en hombres que en mujeres”, indicó la profesional de la salud mental.
Asimismo, cuando una persona presenta preferencias de ese tipo, en las que incluyen prácticas anormales y violentas hacia poblaciones que no tienen la capacidad de consentir una relación sexual, puede haber una anomalía neurológica determinada, no solo por la parte orgánica, sino también, por situaciones traumáticas experimentadas en la infancia.
Por lo tanto, una persona puede identificar que padece una parafilia cuando hace daño físico o están relacionadas con conductas que no son socialmente aceptadas y “trasgreden las normas sociales”.
Sin embargo, la especialista señaló los trastornos parafílicos más frecuentes, para que sea más fácil identificarlos. Estos son:
1. Trastorno exhibicionista: Le gusta y siente placer al exponer tus genitales a otras personas, sin que se den cuenta, den su consentimiento (o estén desprevenidas).
2. Trastorno de sadismo sexual: Obtiene placer sexual o excitación al hacer daño e infligir dolor físico o psicológico a otras personas para satisfacer las necesidades, deseos o fantasías sexuales. Este comportamiento suele ser de forma intensa y persistente.
3. Trastorno de masoquismo sexual: Lo contrario al sadismo, en este caso sienten placer sexual cuando otras personas les humillan, golpean, atacan o les someten.
4. Trastorno de fetichismo: Uso de objetos inanimados (ropa interior femenina, zapatos, ropa de cuero, entre otros) o sentir interés específico por alguna o algunas partes del cuerpo como pies, manos o cabello, teniendo como resultado la excitación y/o estimulación sexual.
5. Trastorno de travestismo: Se produce cuando una persona de forma frecuente siente fantasías, deseos o comportamientos de vestirse con ropa del sexo opuesto, con la finalidad de producir una excitación sexual.
6. Trastorno voyeurista: Necesidad de observar a personas -sin que se den cuenta, den su consentimiento o estén desprevenidas- cuando están desnudas, se están desnudando o mantienen relaciones sexuales. Por lo general, no hay interés en participar sexualmente con la persona observada, ya que la gratificación sexual proviene de mirar.
7. Trastorno de froteurismo: Excitación sexual, deseos sexuales, fantasías y comportamientos intensos y recurrentes derivados de tocamientos o fricción contra una persona sin su consentimiento. Tal como muchos deben estar pensando, el "arrecostón" o “restregón” en el transporte público tiene un nombre legal.
8. Trastorno de pedofilia: Lo padecen aquellas personas que sienten excitación sexual, intensa y recurrente, a través de fantasías, deseos sexuales o comportamientos que implican la actividad sexual con uno o más niños prepúberes (generalmente menores de 13 años).
9. Necrofilia: Atracción sexual hacia los cadáveres -puede ser tanto en humanos como en animales- aún cuando suene bastante macabro, hay personas que tienen esa fantasía.
Hay que tener en cuenta que estos gustos están asociados a un trastorno antisocial de la personalidad y trastorno narcisista de la personalidad, donde no tienen la capacidad de sentir empatía por otros seres que, como señaló Vergel, en muchos casos se pueden llamar víctimas. Para la persona con una parafilia prevalece su necesidad de placer a toda costa.
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