"Soldados atacados por un francotirador del grupo armado organizado Eln en Tibú, deja un soldado muerto”. “Atacaron con explosivos una patrulla de la policía en la Ye de Astilleros”. “El Zulia registra un nuevo atentado: tres civiles resultaron heridos”. Los anteriores son algunos de los titulares que han predominado en los medios de comunicación y que dejan al descubierto la violenta realidad que se viven los nortesantandereanos.
El flagelo de la violencia continúa siendo persistente en esta parte nororiental del país, y son la Fuerza Pública y la población civil quienes deben hacerle frente a esta cruda realidad, la cual, ahora, especialmente tras la ruptura de los diálogos de paz con la guerrilla del Eln, que se niega a perder poder y control en el territorio.
“La situación de guerra que se vive en los territorios es realmente lamentable. La escalada de violencia que se presenta solo está dejando a su paso dolor y muchas heridas. Alrededor de 12 miembros de la Fuerza Pública están muertos y en la mayoría de los casos la población civil se ve atrapada entre los ataques”, advierte Enrique Pertuz, presidente del comité ejecutivo del Consejo Departamental de Paz de Norte de Santander.
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En lo corrido de este año, el asesinato de policías y soldados con francotiradores apostados en las montañas y los ataques con explosivos contra patrullas motorizadas se convirtieron en el departamento en los métodos preferidos por los violentos en esta región del país.
Lo anterior, ha contribuido a que los líderes sociales de las diferentes zonas del departamento se pronuncien, pues en la mayoría de estas retaliaciones, menores de edad se han visto involucrados.
“El riesgo en el Catatumbo ha aumentado considerablemente. Se han presentado situaciones de riesgo en los enfrentamientos donde hemos tenido a nuestros niños en clases, como por ejemplo en el corregimiento de Otaré (Ocaña), donde los niños estaban en ese momento en descanso, lo cual prendió las alarmas en todas las instituciones”, señala el presidente de la Asociación de Personeros del Catatumbo, Jorge Armando Bohórquez.
El caso más reciente, se registró en la Trocha La Unión, por el sector de la Ye de Astilleros en El Zulia, cuando en medio de un llamado a las fuerzas policiales por un supuesto robo, se activaron artefactos explosivos a solo 30 metros de una escuela, mientras los menores se hallaban en sus aulas, hecho en el que murieron dos uniformados.
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Solo cuatro días después, la noticia de que una caravana del Ejército fue atacada con explosivos en la vía Zulia-Tibú, que afectó un convoy militar, comenzó a resonar por todos lados, una alerta roja comenzó a predominar en esta zona, y la mención del Eln no se hizo esperar, puesto que durante los últimos meses esta guerrilla se ha enfocado en atentar contra las unidades militares y policiales fuerzas públicas con el uso de armas de fuego de largo alcance y de explosivos
“Ellos lo que buscan es que no podamos cumplir con nuestro deber, no les importa cuántas cargas explosivas, francotiradores o ataques deban emplear para evitar que lleguemos a cumplir con nuestra misión así terminen llevándose consigo a la población”, afirma una fuente judicial.
¿Pero cómo están operando? Según se conoció, este grupo armado como durante años lo ha hecho, se ha encargado de camuflarse entre la comunidad.
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“Pueden pasar días, semanas y horas en los trabajos de inteligencia en una zona, con el único fin de afectarnos directamente. La retaliación en horas de la tarde el domingo en plena vía de El Zulia hacia Tibú, que terminó dejando a tres civiles heridos, así lo demostró”, agrega la fuente.
Y es que, al parecer, este grupo armado, tenía conocimiento sobre la llegada de tropas del Ejército hacia Tibú, por lo que habrían ubicado explosivos en varias zonas de la vía para evitar que los militares llegaran.
Aunque lograron afectar un convoy militar las tropas siguieron avanzando, pero el ataque no culminó ahí, pues horas más tarde otro violento hecho se reportó.
“Pensaron que tomaríamos la misma ruta, pero nosotros nos movemos de manera diferente a las fuerzas policiales, ese fue su error y acabaron lesionando a civiles”, indica la fuente consultada.
Las autoridades recuerdan que la principal financiación del Eln, al igual que otros grupos armados ilegales, son las cuantiosas comisiones que cobran por el negocio del narcotráfico, y el Catatumbo es su principal fuente de producción para la elaboración de la cocaína, por lo que se ha empeñado en emboscar a los uniformados para intentar evitar que lleguen a ejercer control en esta zona.
A la deriva
¿Es infundada la preocupación de los líderes sociales sobre estos hechos de violencia generados por esta guerrilla? La respuesta a esta inquietud se ha contestado por sí sola con las últimas represalias que ha tomado este grupo armado.
Además de que esta preocupación es fundamentada, puesto que, actualmente, el Ejército de Liberación Nacional hace presencia en por lo menos 24 municipios de los 40 que interan Norte de Santander, según la Fundación Paz y Reconciliación (Pares).
“Hemos observado que este actor armado hace incidencia fuerte en el territorio. Realiza situación de dominio en el territorio; es decir, está presente por todos lados, sobre las vías principales hay presencia activa, a través de banderas en algunas localidades, municipios y corredores viales”, expresa el presidente de la Asociación de Personeros del Catatumbo, Jorge Armando Bohórquez.
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“Hemos llamado vehemente al Gobierno Nacional para volver a implementar ese mecanismo de diálogo que es algo primordial. Lo estamos solicitando a gritos. La comunidad del Catatumbo está en alerta máxima a cualquier situación de riesgo, pues tenemos también información sobre desplazamientos masivos por amenazas y diferentes situaciones que ocurren en el marco de este conflicto en la región”, añade.
A este hecho, también se suma la ‘guerra’ entre el Eln y el Ejército Popular de Liberación (Epl), también conocido como Los Pelusos, por el control del territorio, que trajo consigo las masacres en esta subregión, como las dos ocurridas el pasado el 6 de octubre.
Ese día, la región del Catatumbo se convirtió en un escenario de sangre y terror en Ábrego y La Playa de Belén, tras la confirmación de una doble masacre, con saldo trágico de seis personas muertas, que de acuerdo con el registro de homicidios en el departamento, esta es la sexta masacre que se registra en Norte de Santander, en lo corrido del presente año.
“En un fin de semana fueron cinco homicidios y los otros dos también fueron dos asesinatos en otra vereda. El Epl está haciéndose sentir en los territorios, entonces es otro actor armado que se suma a esta situación que hace confrontación en el territorio”, agrega el vocero.
Frente a este panorama y las pocas esperanzas de un nuevo diálogo de paz, los llamados por parte de la comunidad para retornar a la mesa de diálogo siguen siendo para esta subregión una de las alternativas para volver a recuperar la tranquilidad.
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