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Guerra entre el Eln y las disidencias deja cerca de 5.000 desplazados en Norte de Santander
Esta nueva crisis humanitaria en Norte de Santander es comparable solo con la vivida en 2002 por la arremetida del paramilitarismo.
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María José Salcedo
Domingo, 19 de Enero de 2025

La tragedia humanitaria que se vive en Norte de Santander, por cuenta de la reanudación de los enfrentamientos entre la guerrilla del Eln y la disidencia de las Farc en el Catatumbo, crece con el paso de las horas.

El número de muertos, heridos y desplazados aumenta dramáticamente, mientras las autoridades departamentales y municipales trazan estrategias sobre la marcha para tratar de atender, de  la mejor manera posible, a quienes tuvieron que salir en desbandada para ponerse a salvo del fuego cruzado de la guerra.

Tibú, Ocaña, Cúcuta y algunos pueblos de Venezuela -en ese orden- son las ciudades a donde han ido llegando desplazadas cientos de personas que, de acuerdo con las estimaciones de las autoridades, pudieran llegar a convertirse en miles en los próximos días, si no cesan los enfrentamientos.

En Cúcuta, el Teatro Municipal se convirtió en el centro de operaciones para la recepción, registro y atención de desplazados. Hasta horas de la tarde de ayer el alcalde Jorge Acevedo daba cuenta de la llegada de 400 personas, pero no descartaba la posibilidad de llegar a mil en las siguientes horas.

De hecho, el gobernador William Villamizar, gobernador del departamento, señaló que al final del día este sábado, se estimaba un desplazamiento de cerca de 5.000 personas en Norte de Santander.

La alcaldía estableció la ruta de atención con presencia de personal de la  Procuraduría, Defensoría del Pueblo, Personería Municipal, así como voluntarios de la Cruz Roja y Defensa Civil.

“En la Alcaldía estamos listos para brindar alojamiento y alimentación a los que no tienen dónde quedarse acá, a las personas que necesitan desplazarse a otros lugares les vamos a solucionar con el transporte”, dijo el alcalde Acevedo.

El mandatario local dijo que la idea es evitar, en la medida de lo posible, enviarlos a unidades educativas o albergues, “queremos preservar su paz y tranquilidad mental, que entiendan que esto es solo cuestión de espera, por eso la apuesta inicial es cubrir hasta donde podamos su hospedaje en hoteles”.

Destacó que este trabajo lo está asumiendo de manera conjunta con los gobiernos departamental y nacional, así como con la cooperación internacional. “Solos no podemos y esta es una labor de todos por los hermanos del Catatumbo”, dijo Acevedo.

De igual forma señaló que se espera una sinergía con las administraciones de los demás municipios del área  metropolitana, al señalar que “las historias de cada una de estas familias nos lleva a dar cada uno lo mejor de nosotros”.

En este sentido, como una estrategia para sumar más esfuerzos, Acevedo puso en marcha una campaña de recolección de ropa para adultos y niños, así como útiles de aseo y alimentos no perecederos, los cuales se van a colectar en la sede de la Alcaldía de Cúcuta y en el Centro Regional de Atención a Víctimas de Atalaya.
 
“Es importante la solidaridad de todos los cucuteños para poder darles tranquilidad  en este momento de zozobra, de falta de esperanza y expectativas. Estamos para ayudarlos, para respaldarlos, cuidarlos y esperamos que esto no dure mucho”, dijo Acevedo.

El panorama no era distinto en Ocaña, donde al final de la tarde de este sábado se contaban unas 500 personas en el coliseo Argelino Durán Quintero, lugar donde se lleva a cabo la respectiva caracterización para poder hacer la asignación de ayudas humanitarias.


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El Teatro Municipal es el lugar de llegada para los cientos de desplazados en Cúcuta.
“Si no se van, los matamos”

La estampida que se generó tras la reactivación de la guerra en el Catatumbo mostró su cara en las cientos de personas que ayer tarde colmaban la sala del Teatro Municipal.

Allí las familias catatumberas llegaban con equipajes livianos, algunas bolsas y mochilas con lo poco que alcanzaron a echar, antes de partir desde sus hogares en medio de la angustia y la incertidumbre.

Con rostros desencajados, algunos solamente esperan que pase pronto la guerra, porque todo lo que tienen y su única posibilidad de sustento está allá, en el hermoso pero hoy convulsionado Catatumbo.

Herne Vargas Becerra dejó su casa y sus tierras en la vereda J10 La Aduana, zona rural de Tibú. “Era eso o arriesgarnos a que nos mataran”, dijo el campesino, quien recuerda claramente tanto el ultimátum que recibió de los grupos irregulares, como los muertos que vio desde las primeras horas en que iniciaron las confrontaciones.


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Llegó a Cúcuta con su esposa y su hijo menor de 12 años, con la esperanza de que todo pase pronto para poder volver, porque “aquí qué vamos a hacer”, dijo. Espera que las personas que se quedaron en su sector estén a salvo, aunque lo último que supo es que los enfrentamientos seguían.

Margarita espera sentada en una silla del teatro mientras es llamada para el censo por parte de las organizaciones humanitarias. Viene con su esposo desde el kilómetro 25, un sector ubicado a las afueras de Tibú, del que ya han salido muchas familias, aunque otras se resisten y permanecen en el lugar.

Evaristo, el esposo de Margarita, piensa en un hijo que no pudo salir, se quedó en el sector Río de Oro. “Él se quedó con unos familiares, espero que esté bien. Nosotros no pudimos quedarnos, dejamos todo, hasta unos animalitos”, dijo el hombre, que salió desde el viernes y tuvo que llegar hasta Cúcuta, tras percatarse de la gran cantidad de gente que ya había en Tibú.

“Los planes míos son volver porque todo lo tengo por allá, vamos a esperar a ver si esto se compone un poquito y volver, todo lo que he trabajado está allá”, señaló.

En alerta amarilla la red hospitalaria

Pese al aumento vertiginoso del desplazamiento, la red pública hospitalaria de Norte de Santander se mantiene en alerta amarilla, con posibilidad de pasar a naranja.

Paralelo a la alta movilidad de refugiados, los puestos de salud de los sitios en que se registran los enfrentamientos armados se están quedando sin abastecimiento, según Fernando Álvarez, director del Instituto Departamental de Salud.

En este contexto, señaló que ya el Ministerio de Salud ha hecho unos envíos para el fortalecimiento de los stock de material médico-quirúrgico, que es el más demandado en estos casos.

Sobre la capacidad del Hospital Emiro Quintero Cañizares de Ocaña, indicó que se encuentra ocupado en un 66 por ciento, todavía dentro de estándares manejables. 

El Ejército ha desplegado más de 400 hombres para buscar la estabilización del territorio.

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Ejército moviliza tropas

460 hombres del Ejército Nacional fueron movilizados a Norte de Santander, específicamente a la subregión del Catatumbo, con el propósito de adelantar operaciones de evacuación de las personas que se encuentran confinadas por la guerra entre el Eln y la disidencia de las Farc, pero también con el fin de recuperar la estabilidad y seguridad en el territorio.

Así lo indicó el general Luis Emilio Cardozo, comandante del Ejército Nacional, quien señaló que las movilizaciones se están haciendo principalmente en corregimientos y veredas hacia las cabeceras municipales.

Señaló que más de 50 personas han sido evacuadas de las zonas de conflicto y que más de 100 se han refugiado en guarniciones militares, mientras se coordina su traslado a otros lugares de la región.

Cardozo explicó que se trasladaron al territorio compañías de fuerzas especiales para fortalecer la seguridad de algunos cascos urbanos, y también para hacer asaltos aéreos sobre áreas donde se sepa que hay personas en estado de confinamiento.

“También estamos haciendo un fortalecimiento de la seguridad de la vía  Cúcuta-Tibú para que puedan ingresar abastecimientos y que las personas que quieran salir, puedan hacerlo con seguridad”, dijo el comandante, aunque al contrastar esta información con los desplazados que llegaban a la ciudad, varios aseguraron no haber visto uniformados en la carretera.

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