”Sentimos mucho miedo y quedamos como traumatizados porque nunca habíamos vivido una cosa así”, dijo la mujer, quien se sentía segura viviendo en el lugar, a pesar de estar tan cerca del peaje, un lugar por el que suelen generarse conflictividades y que recientemente había sido cuestionado.
Ahora ya no sabe si quedarse o marcharse, porque considera que en otras partes está igual. “Estamos al borde de la locura, esperamos soluciones prontas, porque no podemos pagar justos por pecadores”, dijo la mujer.
Pánico en Villa Antigua
En los alrededores de Villa Antigua, donde se ubicaba un CAI de la Policía, los vecinos pensaron inicialmente que el ataque estaba dirigido a un hotel cercano, donde al parecer se encuentran alojados algunos desplazados del Catatumbo.
Alejandro, que vive en uno de los condominios cercanos al lugar del ataque, aseguró que aunque no escuchó explosiones, la algarabía de los vecinos lo hizo salir de su casa y fue cuando se enteró de la situación.
“Cuando salí había mucha gente. Luego me enteré que en el conjunto estaba resguardado un policía -el del CAI atacado- los celadores lo dejaron entrar ante el llamado de auxilio, luego de que empezaran los disparos”, dijo el hombre.
Deicy, que vive en una de las calles vecinas a la casa del General Santander, narró que acababa de llegar de Cúcuta cuando comenzó el ataque. “Mi amiga me deja en mi casa y yo que entró y empiezan las ráfagas de disparos y luego la detonación”, dijo la mujer.
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Asegura que se preocupó por su amiga, pues esta tenía que volver a pasar por el lugar del ataque para poder llegar a su casa. “Luego pude hablar con ella y gracias a Dios no le pasó nada”, dijo Deicy. El pánico fue mayor en otros vecinos que alcanzaron a ver a quienes serían los presuntos actores del ataque, un grupo de hombres vestidos de negro y con el rostro cubierto que accionaban armas largas contra el CAI.
Asimismo, otro aspecto que llamó la atención fue el presunto sobrevuelo de drones prácticamente al mismo tiempo que estaba en desarrollo el ataque. “Nos asustamos mucho, más porque sabemos que con esos aparatos también se dirigen ataques con explosivos”, señaló la vecina de otro condominio cercano.
Aunque el ataque no dejó víctimas mortales, sí alcanzó a herir la percepción de seguridad y confianza que todavía muchos rosarienses tenían de su municipio. Ahora claman por acciones contundentes, que les permita recuperar la paz que la violencia les arrebató.
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