Durante el embarazo, aproximadamente 15 de cada 100 mujeres padecen depresión o ansiedad, según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF); mientras que hasta el 20% de los niños y adolescentes sufren trastornos mentales diagnosticables, según Unicef.
En el mes de la madre, es importante destacar los cambios positivos que la maternidad provoca en el cerebro de las mujeres. A pesar de que a menudo se enfoca en los aspectos negativos, como el aumento de peso, la aparición de varices, las manchas en la piel, los cambios anímicos y la imposibilidad de dormir, hay cambios cerebrales que son maravillosos y únicos, que ayudan a adaptarse mejor a esta ardua etapa. El vínculo entre madre e hijo no depende necesariamente de los genes, y el embarazo no determina por completo la relación entre madre e hijo, una muestra de ello son las madres adoptivas.
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El cerebro de la madre y el padre se reprograma para el desafío de cuidar a un bebé. Los cambios cerebrales en una madre gestante inician desde el momento en que comienza a lidiar con las molestias diarias, como las náuseas, la intolerancia a ciertos olores y alimentos. La maternidad, aunque en ocasiones compleja e incapacitante, mejora la cognición, la resistencia al estrés y la tolerancia a la frustración, y agudiza ciertos tipos de memoria. Es capaz de transformar a un ser egocéntrico en un ser centrado en el cuidado de otro ser humano.
Además, mejora el crecimiento de ciertas estructuras cerebrales y activa ciertas hormonas responsables de equipar a las mujeres para enfrentar ciertos desafíos y concentrarse en el bebé. Aunque las madres a menudo se quejan de la pérdida de agudeza mental durante el embarazo, varios estudios muestran que la maternidad mejora el cerebro de múltiples maneras, preparando a las mujeres para enfrentar la adversidad y las amenazas.
Las regiones de la sustancia gris asociadas al cuidado infantil aumentan de tamaño en la madre, generando una respuesta protectora muy fuerte. Un recién nacido es un estímulo sensorial determinante para su progenitora, desencadenando innumerables sensaciones en el sistema nervioso central y poniendo su atención en el cuidado del bebé.
Las madres desarrollan capacidades similares a las de un superhéroe, siendo capaces de realizar múltiples tareas a la vez, controladas por la sustancia gris periacueductal, que ayuda a mezclar tareas como buscar comida, cuidar al bebé, establecer una conducta tierna y maternal y evitar posibles peligros para él.
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“La maternidad es un proceso fascinante que involucra una serie de cambios en el cerebro de las madres, especialmente en las áreas relacionadas con el cuidado infantil. Durante el proceso de gestación, las hormonas como la oxitocina y la prolactina se activan, y la materia gris del mesencéfalo, la corteza prefrontal y los lóbulos parietales aumentan su tamaño, lo que ayuda a preparar a la madre para cuidar al recién nacido. Además, la sustancia gris periacueductal se activa, lo que a su vez permite a la madre hacer múltiples tareas al mismo tiempo, mientras se enfoca en el cuidado del bebé”. explica la doctora Laura Villamil, médica psiquiátrica.
A medida que la madre se acerca al momento del parto, su conducta maternal se activa debido al crecimiento en tamaño y actividad de las neuronas en una región llamada hipotálamo. Sin embargo, la maternidad también implica comprometer la salud y supervivencia propia, y estar en embarazo implica múltiples cambios emocionales, hormonales, fisiológicos y mentales que pueden ser estresantes. Por lo tanto, es importante que las madres tengan un ambiente tranquilo y amoroso para evitar la depresión posparto o antenatal y las patologías mentales en el niño.
“La maternidad es un regalo maravilloso, un milagro de la vida que la neurociencia puede explicar hasta cierto punto y que, como parejas, familiares y amigos, podemos ayudar a complementar porque toda esta remodelación cerebral puede tener un mejor resultado si la madre no tiene situaciones de estrés, agobios, amarguras y tristezas”, comenta la especialista, quien agrega que “los estados de ánimo maternos pueden afectar la salud mental del bebe, la ansiedad prolongada y la depresión se relacionan con patologías mentales en el niño”.
El estrés prolongado puede aumentar los niveles de cortisol, la hormona del estrés, lo que puede generar alteraciones en la función protectora de la placenta. Por lo tanto, es importante que las futuras madres tengan embarazos felices y estén rodeadas de amor y tranquilidad para asegurar el bienestar emocional y físico de la madre y del bebé.
“Como parejas, familiares o allegados, podemos ayudar a que la experiencia de la maternidad sea más positiva, brindando un ambiente tranquilo y amoroso para la madre y el recién nacido”, recomienda la doctora Vilamil.
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