Los familiares de Ángel Atilio Lozano, asesinado a puñaladas y golpes la madrugada del lunes festivo, en el barrio Morelli, de Villa del Rosario, están convencidos de que los autores del hecho aprovecharon el trastorno mental que sufría para cometer el crimen.
En una habitación de la casa donde vivía la víctima, quedó el cadáver con evidentes señas de violencia, por lo que los investigadores de la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho), adelantaron la inspección técnica y el levantamiento del cuerpo.
Poco a poco, los encargados de la inspección judicial se percataron del indiscriminado ataque que sufrió Lozano.
En la entrada de la vivienda hallaron rastros de sangre y al otro extremo, en una de las habitaciones, estaba tendido el cuerpo. La víctima tenía seis puñaladas en la frente y una herida abierta en el cráneo.
Además, tenía evidentes golpes en la cara, por lo que se presume que fue atacado con una piedra y un cuchillo.
Aunque las autoridades no esclarecieron los móviles del hecho, al parecer, el homicidio fue producto de un robo.
"Se nos hace muy extraño, porque en la casa no había muchas cosas, pero al parecer se robaron las tres puertas y las rejas", explicó uno de los dolientes.
El trastorno
Según los familiares de Ángel Lozano, él empezó a sufrir de un trastorno mental desde los 14 años, hecho que le cambió sus relaciones personales, al punto de generarle actitudes agresivas.
Hace al menos dos meses, al hombre le fracturaron un brazo a golpes, pero sus seres queridos no supieron en qué circunstancias ocurrió el hecho.
"Cuando nos dijeron que algo había pasado, yo entré a buscarlo con miedo, pero cuando lo vi ahí muerto, alcancé a verle el morado en el ojo y sangre en la cara", dijo una de las allegadas a Lozano.
De inmediato, los familiares alertaron a la Policía Metropolitana de Cúcuta para que la patrulla del sector llegara al lugar y verificara lo que había sucedido.
En medio de la inspección judicial de la Brinho, los habitantes rodearon la vivienda con el objetivo de conocer qué sucedió con Lozano, de 37 años.
Según se conoció, la noche del domingo, la víctima estuvo compartiendo con algunas personas en el parque que está ubicado frente a su casa, sin demostrar ninguna situación irregular.
“Esperamos que de pronto las autoridades consigan algunos videos de cámaras alrededor, a ver si se puede observar algo extraño”, dijo uno de los parientes.
En la inspección judicial, los peritos forenses vieron que un recipiente en el que los habitantes del sector arrojan las basuras, quedaron las marcas de tres dedos con sangre.
Además, conocieron que en la madrugada algunos vecinos escucharon unos ruidos en la casa de la víctima, pero como acostumbraba a pegarle a la pared, no le prestaron mucha atención.
Fue en la tarde, cuando alguien se dio cuenta de que en el porche de la vivienda había un charco de sangre y como por ahí no estaba Ángel, llamaron a sus familiares para que fueran a ver qué le había pasado, encontrándolo muerto.
Por ahora, avanzan las pesquisas para identificar a los autores del crimen, mientras los dolientes lamentaron la muerte de su ser querido.