Con el fin de fortalecer la educación sobre el cambio climático en estudiantes de primaria y secundaria de Colombia y México, la Universidad del Rosario llevó a cabo el evento “América Latina para la Educación Climática” (ALEC), un proyecto que busca superar la ansiedad climática mediante una enseñanza basada en hechos científicos adaptados al contexto local, en el marco de la COP16.
Hasta la fecha, ALEC ha impactado a más de 17,000 docentes, consolidándose como uno de los proyectos más ambiciosos en la educación climática a nivel mundial.
Benjamín Quesada, climatólogo y director del Programa Ciencias del Sistema Tierra, subrayó la necesidad de capacitar a los educadores para que puedan responder a preguntas cruciales sobre el cambio climático que surgen en las aulas, como el racionamiento de agua en Bogotá y el aumento de las temperaturas.
Esto es esencial para mitigar la ansiedad que generan las noticias alarmantes sobre los efectos del cambio climático.
“La educación es un pilar fundamental para cumplir con las metas climáticas. Colombia puede y debe ser un líder continental en este ámbito”, enfatizó el experto.
David Wilgenbus, director ejecutivo de la Oficina para la Educación Climática (OCE), resaltó la necesidad de empoderar a los docentes en sus comunidades para liderar esfuerzos de adaptación y mitigación.
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“ALEC ha brindado herramientas para fomentar el pensamiento crítico y la colaboración entre los alumnos, asegurando que estén preparados para enfrentar los desafíos climáticos del mañana”, añadió.
Durante el evento, los asistentes participaron en talleres sobre el rol de los docentes, políticas públicas y la importancia de la evaluación en la educación climática.
Los educadores coincidieron en que, si bien muchas escuelas ya implementan proyectos como el PRAE (Proyecto Ambiental Escolar), es crucial que los estudiantes se conviertan en ciudadanos responsables y ejemplares en sus familias, conscientes de las emisiones de dióxido de carbono producidas por la actividad humana.
ALEC, lanzado en 2020, busca capacitar a los jóvenes para comprender mejor el cambio climático y adoptar prácticas sostenibles. A lo largo de cinco años ha desarrollado recursos educativos y forjado alianzas para impulsar la transición ecológica.
Con la conclusión de la fase piloto, se planea expandir la educación climática a otros países de la región como Perú, Ecuador, Argentina y Brasil, enfocándose en el desarrollo profesional de los docentes y el apoyo a políticas públicas.
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