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¡Chamboneando, ando!
Ir de “tumbo al tambo” en la gerencia pública es más malo que bueno.
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Jueves, 26 de Enero de 2023

El expresidente López Michelsen con el mayor desparpajo hará unos cuarenta y cuatro años, nos anunció que había que chambonear, y a los arribistas de turno les pareció una idea genial. El otro día recordé la frase, cuando le exigían a Jairo Tomás resultados a solo unos días de su posesión.

Chambonear en la gerencia pública, es una expresión de falta de planeación e incluso de reflexión. O como dijera el copartidario Juan Manuel Ospina: ir de “tumbo en tumbo”. Es lo que viene imponiendo el Señor Presidente con sus ministros de educación, de Transporte, de Hacienda, del Interior, Minas y Energía y de Justicia entre otros.

Ir de “tumbo al tambo” en la gerencia pública es más malo que bueno. Eso le ha permitido rectificar improvisando, pese a lo cual, se le abona al presidente. Fue tranquilizante por ejemplo que sus obsesiones contra la propiedad privada las haya anestesiado y disfrazado con la compra de tierras productivas, que sin planes de crédito y asistencia técnica correrían el riesgo de volverse improductivas.

Pero el cambio que el país clama sigue siendo incierto. La reforma Tributaria no es justa, ni equitativa en el sentido que los pobres quieren todo regalado como afirmó el señor Presidente. Como la operación Colombia del siglo pasado no fue lo suficientemente planeada, la migración rural democratizó la pobreza en el sector urbano, así que la reforma urbana integral está tardando.

Con el hambre de la gente no se juega, dice la propaganda “de todito”.  Y es que desde los años 80 y 90 cuando el neoliberalismo desmanteló todos los subsidios y apoyos a los minifundistas y pequeños productores campesinos y la globalización y la prioridad de exportar se impuso, la mecanización de los grandes latifundios, nos condujo a esta crisis alimentaria universal.

Hoy la producción de alimentos es una cuestión de soberanía. Como en la canción aquella: ¡Quien iba pensar!  Pero sí, hoy un asunto de soberanía. No es bueno chambonear cuando se especula sin previsiones sobre las políticas sobre hidrocarburos si se van a explotar, prohibir o importar – vaya ministra-.

Chambonear es equiparar una política de procesos largos, que implican implementar culturas de consumo, para sustituir otras que por el momento no son sustituibles.

Chambonear, es dejar que los ministros anden como ruedas sueltas, ignorando un axioma de administración moderna: el trabajo en equipo. Ignorar una figura institucional consagrada en la Constitución (211) y la ley (489/98) como es la delegación de funciones; es per se un anacronismo.

Lo que resulta inverosímil con este estado de cosas es que, dentro de la desaceleración de la economía, el ministro de Hacienda, sea optimista y que piense que la economía crezca un 2% cuando el Banco Andino, anuncia que Colombia tendrá la más alta de América Latina.

Adenda: “Por ahí no es la cosa”, decía el expresidente López Pumarejo (el grande), cuando una cosa era incorrecta y chambona. 

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