Amables Lectores: Colombia enfrenta un periodo de desaceleración económica impactando su desarrollo y bienestar social. Algunos indicadores muestran que sigue el freno en la economía. Lo anterior pone a prueba la capacidad de los gobernantes para superar las dificultades, pero en nuestro país no se observa una hoja de ruta del gobierno para superar cualquier problemática económica. El deterioro de la salud de la economía colombiana sigue sin parar. Los datos del Dane  muestran signos de desaceleración.

El producto interno bruto tuvo una contracción del 0.3%. La producción industrial descendió 6.9% y las ventas de los comerciantes disminuyeron un 11%. El freno de la economía también lo siente el ciudadano de a pie. El 77% cree que la economía está empeorando e igual piensa el 86% de la población sobre el costo de vida. Se ha perdido optimismo como lo indica la caída en el índice de confianza del consumidor. Lo anterior se debe al bajo rendimiento de la manufactura y construcción, así como a la disminución de la agricultura y extracción de minas y canteras.

Con niveles de ventas bajos, con una demanda de servicios en declive y escasez de trabajo, no sorprende que los empresarios operan en un alto porcentaje con una capacidad productiva igual o inferior al 50%. La desaceleración de la economía requiere de un liderazgo proactivo y asertivo de la Casa de Nariño y de su equipo económico. Por preferencias ideológicas el gobierno no puede desplazar la iniciativa empresarial privada, lo que conlleva a una pérdida de confianza y de seguridad jurídica para las inversiones.

La confianza en la mayoría de las personas ha descendido dramáticamente es decir solo una de cada diez personas confía en las demás. En cuanto a la confianza en el gobierno durante el periodo 2010-2022, menos de tres de cada diez ciudadanos en promedio confiaban en los gobiernos. En el caso específico de Colombia, los ciudadanos muestran mayor desconfianza en el gobierno y los medios de comunicación, pues consideran que estos no contribuyen a resolver los problemas de la sociedad pero se mantiene la confianza en las empresas y las ven como impulsoras de acciones positivas.

Es indispensable que todos comprendan la importancia de la confianza y se establezcan acciones concretas que fomenten la creación de empleo, la transparencia y seguridad jurídica. A la Casa de Nariño y a su equipo económico les corresponde la responsabilidad de ofrecer a la sociedad de Colombia una ruta clara de recuperación de las actividades productivas. La reactivación económica debe ser la prioridad para el 2024 si no se hace así, el superar la dificultades será lento, difícil y con gran dolor social. Es necesario aumentar la inversión, optimizar el fortalecimiento empresarial y promover el emprendimiento pero para lograrlo se necesita recuperar la confianza en que el estado no dictará medidas populistas que atenten contra la seguridad jurídica del capital 

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