Según mitología griega, tánatos es el dios de muerte, Freud retomó el concepto junto al de eros, para referirse a eros como instituto de vida y tánatos como instituto muerte.
Esto ayuda a comprender la situación en la que está inmersa la ciudad, una ciudad con un inconsciente colectivo en dónde todos, ninguno se salva, hacemos parte de esta cadena de terror, muerte y locura.
Todos los días vemos, consumimos y alabamos el producto de la cultura traqueta que se quedó en la ciudad, al parecer para nunca dejarnos.
Es notable el tánatos, cuando tenemos un alcalde que promueve a que sus ciudadanos de 'bien" se armen para defenderse de la inseguridad en las calles, cuando vemos que vuelven a asesinar a personas dedicadas hacer veeduría y al otro día seguimos como si nada.
El rector del colegio Comfanorte, una persona académica y de una gran habilidad y pasión por la administración educativa fue asesinado en un "lujoso" restaurante de la ciudad y minutos después había gente molesta porque les cerraron el restaurante y tenían reserva y la ciudadanía continua la vida como si nada pasara.
Día a día, homicidio tras homicidio, sorprende ver más personas intentando grabar con su celular que personas intentando auxiliar a los afectados.
Ahora una masacre, la tercera en lo que va del año, esta vez en una institución educativa que le ha dado mucho a esta región, el tánatos se apodera de la ciudad, pero la indignación por lo sucedido pierde efervescencia cuando se viraliza que se trataba de una persona venezolana, algo habrá hecho para andar con escoltas, comentan necrofílicos que comparten por cadenas en redes sociales las fotos y los vídeos de los afectados en este nuevo hecho que golpea la ciudad, pareciera que la pena de muerte en Cúcuta si existe, pareciera normal el estallido de un artefacto explosivo en un barrio popular de la ciudad casi en paralelo a este hecho violento, pareciera normal que un habitante de calle mientras se rebuscaba buscando en la basura, quede mal herido después de que se le explota un artefacto explosivo.
El tánatos ha tocado a nuestros niños y niñas, lo mínimo que podemos hacer es viralizar el Eros por encima del tánatos, la movilización ciudadana será efectiva si todos caminamos a un mismo fin, el de reclamar el derecho a vivir por encima de todo; mientras escribía esta columna, la comunidad educativa del colegio Carmelitas se movilizaba rechazando simbólicamente el homicidio del menor que murió en esta última masacre, y mientras tanto una ciudadanía indolente se esconde detrás de sus dispositivos desde donde consumen día a día el tánatos que se apoderó de la ciudad.
Solo queda animar a la ciudadanía que se levante en contra de la cultura violenta, exigirles a los gobernantes políticas públicas de seguridad con enfoque de convivencia, salud mental, recuperación de espacios, prevención y urgente, no normalizar el uso de las armas como única forma de defensa.
Cúcuta, no es normal que todos los días se asesinen seres humanos, no es posible naturalizar la violencia de la forma como lo hacemos, resistir bloqueando el tánatos que se viraliza y se comparte de manera indolente, y poner a rodar, todo lo que como ciudad hacemos a favor de la vida; urgente hacer visible cada iniciativa a favor de la convivencia, a favor de la cultura de Paz, urgente tomar conciencia de la riqueza cultural, histórica y laboriosa de la ciudad, sea esta una forma de dar alivio a las familias que se les ha fragmentado su vida por estos hechos violentos.
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