No es un secreto que la salud del señor presidente Gustavo Petro no es buena y los colombianos tenemos derecho a que se nos diga la verdad. La estructura ejecutiva nos preocupa, pues la Vicepresidencia nos ha trasmitido inseguridades y los pasos siguientes del procedimiento constitucional imponen condicionamientos políticos. Hay que mirar otras latitudes, donde estas circunstancias de ocultamiento han generado inquietudes.

En octubre de 2020 el mundo supo de la mala salud del presidente Trump un hombre que cumplía 74 años. Obeso, amante de las comidas rápidas, con colesterol alto, medicado con estatina y poco amante del ejercicio que produjo escepticismo en los Estados Unidos.  El 68% de la población puso en duda todas las informaciones de la casa blanca. Un historiador Don Lemon de CNN dijo que en la historia americana a los presidentes les preocupa no mostrar buena salud.

A los gringos siempre les ha preocupado la salud de su comandante en jefe y a nosotros también, como ahora nosotros con el Presidente Petro y que otros usurpen sus funciones.

Fueron enfermos muchos de ellos: Woodrow Wilson tuvo un derrame cerebral que fue encubierto, pero los padecía desde que era docente de la Universidad de Princeton y se le oculto al pueblo. Increíble pero el Tratado de Versalles fue firmado estando el Presidente bajo un derrame cerebral masivo.

Los españoles en 1974 se preocupaban porque el Generalísimo Franco ya senil, lo mostraban en los balcones con la boca abierta y los ojos llorosos, sus gestos eran vacilantes y espasmódicos y juraron ocultar todo bajo unas gafas oscuras.

Más curioso fue el ocultamiento de la cirugía bucal practicada al Presidente Grover Cleveland en 1893 para lo cual se inventaron un viaje de pesca de una semana y el secreto se guardó un cuarto de siglo.

El caso del Presidente Roosevelt el hombre de la gran depresión económica y la segunda guerra mundial y la sorpresa de ¨Pearl Harbor, fue elegido cuatro veces sufriendo una parálisis parcial del cuerpo originado por poliomielitis desde los 39 años siendo hipertenso.  

Al General Eisenhower comandante de los aliados en la segunda guerra que creíamos tan saludable, se le ocultó una afección cardiaca para que aspirara a la elección de 1956.

El presidente Kennedy desde su participación en la guerra del pacífico como simple soldado, en su acto heroico de la patrullera PT109, padecía Hipotiroidismo, dolores de espalada la enfermedad de Addison. Al pueblo norteamericano que supo de esa debilidad presidencial nunca se le ocultó.

Del Presidente Reagan solo después de su primera presidencia supimos del diagnóstico de Alzheimer.

Por la impuntualidad y las inasistencias del Señor Presidente (90) en un año de ejercicio, que no consideramos por ahora simples desplantes, a mandatarios extranjeros, a expresidentes, a empresarios, a alcaldes y miembros de su partido, a comunidades, a excombatientes jóvenes y viejos, merece que se nos diga la verdad sobre su salud.

Adenda: “La verdad se corrompe tanto con la mentira, como con el silencio. Cicerón.