Es claro que hay una serie de fenómenos –algunos delincuenciales- que están en dinámicas de transformación, pero si bien eso es verdad no significa que no podamos seguir siendo afectados por los mismos y además llama la atención a los gobiernos a pensar en políticas que trasciendan el tradicional ámbito de Estado-Nación y se piensen más como políticas de corte transnacional o regional.
Tomemos algunos ejemplos para llamar la atención al respecto. El tema del narcotráfico, es un primer gran ejemplo, es un caso en proceso de cambio acelerado con consecuencias relevantes.
Por ejemplo, la marihuana ya casi dejó de ser considerada como una actividad con impactos muy grandes a la salud –no mucho más que el tabaco o el alcohol-; la coca-cocaína con la emergencia de drogas sintéticos –especialmente el llamado fentanilo, pero seguramente vendrán otras-, empieza a ser desplazada del mercado en la medida en que los consumidores en Norteamérica y Europa parecen atraídos por esa nueva droga; esto era algo que hace varios años se esperaba que se produjera y ya estamos ante esa realidad, que seguramente le va a permitir a gobiernos como el del Presidente Petro, que pueda promover en los ámbitos internacionales –y por supuesto en el interno- cambio sustanciales en las políticas frente a este tipo de sustancias, pero además le va a plantear a corto o mediano plazo nuevas realidades económicas a los campesinos dedicados a su cultivo y seguramente a buscar alternativas económicas diferentes.
No hay duda que para gobiernos reformistas como el del presidente Petro les plantea oportunidades para romper con tradicionales políticas de lucha fracasadas –pensemos en la conocida ‘guerra contra las drogas’ de imposición norteamericana- y empezar a ensayar alternativas distintas.
Igualmente vemos como los fenómenos derivados como la violencia, el crimen organizado –lo que se conoce como los Carteles-, hacen presencia cada vez más en países que antes no tenían ese impacto como el nuestro –veamos lo que está viviendo Ecuador y crecientemente otros países de la región-, allí se requiere igualmente decisiones y estrategias de política pública compartidas, especialmente a cargo de los cuerpos policiales de los distintos países.
Pero, algo similar encontramos con políticas estratégicas como las de protección de la región amazónica, una zona considerada el ‘pulmón’ fundamental del mundo; allí habían primado políticas pensadas solamente desde la perspectiva nacional –a veces simplemente se hacía caso omiso-, por ello y ante el avance de los procesos de desforestación y de ‘potrerización’ surge la necesidad de políticas colectivas, por ello es de destacar la propuesta del Presidente Petro de crear algo asimilable a una OTAN regional para proteger y defender la Amazonia, pero por supuesto, también políticas de desarrollo conjuntas de los distintos gobiernos, que con Brasil comparten una cuota importante de soberanía allí.
También se requieren estrategias compartidas que frenen y contrarresten fenómenos como la ‘exportación’ de grupos de crimen organizado o de ‘mercenarios’ –recordemos el caso de Haití para no ir muy lejos- y ello de nuevo requiere una gran cooperación policial con novedosas estrategias que los cuerpos de Policía pueden adelantar y compartir.