En un fallo trascendental, la Corte Suprema de los Estados Unidos acaba de prohibir la discriminación positiva en el sistema educativo de su país.
La discriminación positiva (eso de positivo es otra argucia del léxico izquierdista para justificar lo contrario de lo que significa), una variante de la discriminación, es uno de esos engendros del progresismo izquierdista que podríamos llamar la venganza de los discriminados.
La discriminación positiva es, en concreto, que las mayorías quedan supeditadas a las minorías. En el contexto educativo implica que para ingresar a una universidad, lo más importante es, por ejemplo, la raza, y sólo después el rendimiento académico. Para entrar a universidades como Harvard era contraproducente ser blanco, ojiclaro, protestante y anglosajón (WASP) frente a estudiantes negros, musulmanes, inmigrantes o similares, así el rendimiento académico de aquel fuera superior. Ese WASP era entonces sujeto a discriminación "positiva".
Como sucede con nuestros mamertos, los progresistas gringos no están en contra de la discriminación, sino que quieren "nivelar", discriminando a los antiguos discriminadores. La Corte Suprema de Justicia dijo que la Constitución no admitía ninguna discriminación y que el acceso al top de la academia solo era para los más competentes sea negro, blanco, indigena, inuit o cualquier raza, ateo, musulman, judío, budista o cristiano o cualquier otro credo, sin o con limitación física, heterosexual o LGBT+, rico o pobre (que es cuando el estado debe entrar a apoyar); solo vale el desempeño académico.
Se opusieron tres magistrados liberales (léase Obamistas) quienes no confían en que prohibir la discriminación sin apellido, la sociedad misma se equilibre sino que consideran que algún burócrata debe nivelar discriminando. Como en economía, no creen en la mano del mercado sino en el sello del burócrata, la característica esencial del progresista.
En Colombia, fallos judiciales antievidentes y discriminación positiva son política de estado. El Consejo de Estado en la época de la paz santista, falló que un acto terrorista no significaba que el grupo que lo hacia fuera terrorista. Más recientemente la Corte Suprema que dijo que un alcalde (Gustavo Petro) que recibió bolsas de dinero de un contratista, no había cometido un delito porque no se podía saber si la plata era ilegal.
Esos fallos contra natura jurídica llevaron a que la voluntad popular expresada en el referendo del acuerdo Santos-Farc se obviara y que la jurisprudencia se enfocara en la línea progresista justificadora de la discriminación positiva, o para decirlo claro en la discriminación vengadora, que hoy nos tiene en que la fuerza pública es el enemigo de la sociedad y el crimen organizado es sujeto de “discriminación” judicial positiva.
El efecto en la educación de la discriminación positiva es que una vez admitido el representante de la minoría, es casi imposible retirarlo si no da el alto rendimiento académico exigido, después de haber montado todo un discurso sobre el “equidad-igualitarismo” en que cual descansa la discriminación positiva. Esto implica “bajar” el nivel académico, concordante con los principios “progresistas” de “equidad”, donde la sociedad termina nivelándose por lo bajo.
El fallo de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos realinea la democracia americana a sus cauces racionales, abandonando ese discurso de igualitarismo vengativo. Aquí seguimos en el mundo al revés.
Noticula: ¿Cómo afectará el ataque del grupo Wagner a Putin? ¿Porqué utiliza Putin mercenarios para “su” guerra de exterminio? ¿Porqué Bielorrusia junta su destino al de Putin? ¿Qué papel va a jugar el recién reelecto presidente turco Erdogan ante el agravamiento de la guerra en Ucrania? Todas preguntas interesantes son de difícil respuesta debido a que Rusia ha sido históricamente una sociedad “oscura”, con su ciudadanía cooptada por el estado que vive de informes “oficiales” en los cuales la mentira es la norma. Y eso admiran nuestros gobernantes progresistas latinos, mientras hablan de democracia, en su definición de poder popular encarnado en el líder. La situación se anarquiza pero la OTAN está lista para detener aventuras despóticas.