Se ganaron y con muchos méritos, el título de supermujeres. Niñas, porque lo son, apenas salidas de la dulce infancia, y las veteranas son lindas jóvenes, la vida se les vino encima; soportando dificultades y penalidades por montón, decidieron ponerle la frente a la vida. Son el producto de la tozudez y de las enormes ganas de salir del doloroso anonimato. Este que tiene sumido en la desesperanza a millones de compatriotas a lo largo y ancho del país. Y si de deportistas se trata, son simples esfuerzos individuales muchas veces y que se pierden en el anchuroso desierto del olvido y la desesperanza…..
No son producto de políticas diseñadas por los dueños de la actividad deportiva. No, son deportistas que a punta de pundonor y esfuerzo propio han decidido salir del olvido y del abandono en que las tienen sumidas las autoridades encargadas de la administración de los recursos destinados a la actividad del deporte.
No es cuento nuevo. Los juegos olímpicos son una justa orbital que se ha convertido en indicador económico y que deja ver, con claridad objetiva, el grado de prosperidad de un conglomerado. Estamos todavía lejos y enredados en componendas como la frustrada exministra del deporte,medalla de oro olímpica, que aprovechó con descaro su cuarto de hora para realizar maniobras abusivas que la condujeron a una renuncia vergonzosa y en cuentas con la justicia.
Las superpoderosas, con muy merecido adjetivo, se ganaron el corazón de los colombianos y dejaron para la posteridad el dulce sabor de haber demostrado que se puede triunfar a pesar de la adversidad. Sí, porque en Colombia la gran mayoría de los triunfos deportivos se deben al esfuerzo propio o a un grupo de sacrificados mecenas que trabajan confiando en la inmensa capacidad de aguante y disciplina de nuestros jóvenes deportistas.
Ojalá y una vez más nuestras esforzadas futbolistas sean premiadas no solo con el abrazo de un pueblo fiel y agradecido por sus triunfos, sino también con premios en efectivo como lo dice el contrato. Más de una vez ha sucedido que el efectivo se embolata y va a parar a manos inescrupulosas y abusivas.
Hay ejemplos que simplemente pasan desapercibidos o son objeto de cancelación o de veto al denunciante. Ojalá las superpoderosas que nos han dejado satisfacción y exaltación de patriotismo no queden condenadas al olvido por los superpoderosos dueños del poder y el negocio…que una y otra vez embolatan con mañas y triquiñuelas los éxitos de nuestros deportistas y pasean y disfrutan con el esfuerzo de otros y anquilosados y atornillados en el poder no dejarán de tomarse la foto y hacer declaraciones destempladas para justificar su inoficiosa presencia perpetuándose en el poder por cuenta del esfuerzo de nuestros deportistas.
Desde este generoso rincón que me permite el periódico, un caluroso y merecido reconocimiento a ese grupo femenino de futbolistas que ha sabido demostrar que se puede hacer patria sin violencia porque son Superpoderosas.
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