El proselitismo de los candidatos a la presidencia ha incrementado sus actividades en las semanas recientes de cara a la elección en primera vuelta y se hace patente la forma más recurrente en estos tiempos para llegar al electorado con mensajes de todo tipo en la redes sociales, pero es claro, los que más abundan son los descalificadores y ofensivos hacia los contrincantes, con lo cual esta actividad adquirió tintes de suciedad.
Abundan los mensajes salidos de todo tono y en términos que asoman a la ramplonería y la grosería, no importa cuál sea el contenido con tal de intentar arrasar con cualquier adversario, a la par que otras prácticas con mayor sutileza son utilizadas como las que supimos por boca de la misma ahora electa senadora Isabel Zuleta, para acabar con un candidato que se creía con mayor opción desde su percepción para oponerse a su mesiánico líder con posibilidades de ganarle, el profesor Sergio Fajardo y hecho esto “vamos” por quien se subió en las encuestas y amenaza con quedarse con la presidencia, Fico Gutiérrez. No es un asunto casual ni de poca monta, evidencia estrategias no santas ejecutadas en medio de un “todo vale” y donde la consigna es: lo importante es el resultado.
Para destacar en el discurso de quienes apoyan al candidato del cambio por la vida está la repetición de la arenga: quienes nos han gobernado siempre, estrategia que deslegitima el exrector de la universidad nacional, Moisés Wasserman, en su última columna en El Tiempo, luego de hacer una sucinta mención de los gobernantes de nuestra historia remata con las siguientes frases: “Con estos retazos de historia solo quiero decir que la afirmación “llevamos 200 años gobernados por los mismos” no tiene sustento. Quien la repite por ignorancia es un ingenuo o un fanático, quien la usa intencionalmente para generar un sentimiento que lo favorezca electoralmente nos está engañando”
Hablando de discursos la tribuna pública nuevamente ha sido escenario para que unos y otros, como en épocas pretéritas, acudan a las manifestaciones en calles y plazas, algunos con buenos resultados porque han logrado llenar plazas, pero esto cambia de un sitio a otro e influye en los resultados la aceptación del candidato entre los pobladores.
A esta carrera es poco lo que le queda, en términos de tiempo, pero seguirá creciendo en ofensas y discursos promeseros. Algunos siguen hablando de entrampamiento (palabra recién acuñada porque no figura en el diccionario de la Real Academia de la Lengua) se deben referir a entrampar para salir del atolladero cuando se evidencias actuaciones que no corresponden con la legalidad.
Las encuestan añaden un ingrediente a la discusión y todavía falta la divulgación de algunas antes de la fecha de elecciones, pero de ellas se sabe que no han cambiado de manera sustancial la voluntad de los votantes y han tenido equívocos al compararse con los resultados reales de la votación. Quedan dos semanas decisivas y al final de las mismas habremos de elegir y ojalá el escrutinio final nos diga que el mesianismo fue derrotado por la sensatez.
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