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Función de la política
La corrupción ha llevado a muchos dirigentes a abandonar su compromiso de trabajar por las soluciones a los recurrentes problemas.
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Domingo, 2 de Junio de 2024

La política implica un ejercicio público de variadas expresiones y de objetivos colectivos de diverso alcance. Es el debate de las ideas, la lucha por el poder, el manejo de los bienes comunes, el choque de intereses. Determina los sistemas de gobierno a través de las instituciones que se consagren en el entramado del poder. Quienes están en esa función asumen responsabilidades que no pueden eludir y quedan expuestos al juicio ciudadano por la conducta con que procedan o por los efectos de su protagonismo en el conjunto de la sociedad a la cual se deben.

Desde luego que cada quien es libre de estar en la vertiente política que quiera. Y debe hacerlo con sujeción al bien común, evitando caer en las redes de los desatinos. Porque se trata es de construir condiciones que generen bienestar generalizado en vez de promover adversidades. En el cumplimiento de esa finalidad cuenta, claro está, la concepción que se tenga del poder. Porque no es lo mismo privilegiar a grupos excluyentes que se aferran a la división de la sociedad en clases, que luchar por la igualdad, como reconocimiento a derechos que son soporte de la dignidad de la persona humana.

En Colombia la política adolece de no pocas confusiones. La corrupción ha llevado a muchos dirigentes a abandonar su compromiso de trabajar por las soluciones a los recurrentes problemas para sumarse al carrusel de quienes prefirieron el enriquecimiento ilícito. Ese adefesio cuenta también con el beneficio de la impunidad. Además, con ese mismo nudo de abyecta permisividad se impone la frustración de los proyectos destinados a corregir desajustes predominantes en la vida de la nación, como los desastres causados por inviernos, crecientes y demás devastadores fenómenos naturales. Pero eso poco le importa a los partidos que han tenido el control del poder.

También hay políticos proclives a la violencia. Promueven estrategias contra las negociaciones de paz. Son opositores a todo cuanto busque poner a la nación en un nuevo rumbo. La imaginación les da para promover todas las narrativas negativas como si en ese trance encontraran la utilidad que buscan. Aferrados a sus dogmas pierden la razón y la lucidez. No se trata de que compartan lo que no es de sus convicciones, sino que participen en el debate de los asuntos públicos con argumentos que no caigan en lo deleznable, con propuestas de contenidos que puedan sustentarse.

La diversidad de opiniones surte la democracia y le infunde dinámica a la política. En cambio, la apelación al insulto, a la mentira, a la distorsión lleva a la degradación. Es una forma de alimentar la arbitrariedad y de aridecer las ideas.

Si no es bueno el unanimismo, ni la cesura a la opinión contraria, ni el terrorismo ideológico, se debe abogar por la preservación de un ejercicio político de tolerancia, de contenido reconocible.

Hay que identificar la política como fuente nutricia de las ideas, ojalá con fines que le den a la existencia humana la importancia que se merece.

La política debe estar en función de la vida con todas las garantías para su plenitud.

Puntada

Los planes de desarrollo regionales deben de ser la hoja de ruta hacia un futuro de nuevas realidades de común beneficio.

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