Desde la creación del estado moderno, por allá a principios del siglo XVI, el mundo ha visto la importancia de su presencia para regular el funcionamiento de la economía y lograr el mejor resultado posible en lo social y en lo económico. A pesar de la existencia de contradictores a través de la historia, la realidad ha demostrado la enorme importancia de su creación y funcionamiento.
La presencia del Estado en la economía a través del gasto público requiere, lógicamente, que la situación financiera del estado sea sólida a través del tiempo y esto se logra optimizando en todo momento los ingresos y los egresos para que, en caso de que los primeros sean inferiores a los segundos, el déficit fiscal sea moderado y así, igualmente, lo sea el nivel de la deuda pública. Es uno de los objetivos fundamentales de la llamada política fiscal diseñada y ejecutada en nuestro país por el Ministerio de Hacienda.
Para todo agente económico es procedente y racional crear un ahorro hoy que permita pagar los gastos que tenga en el futuro; lo que es improcedente e irracional es que cree el ahorro , pero simultáneamente cree un desahorro o deuda, inclusive mayor que aquél. Esto es lo que en forma desconcertante está haciendo el Gobierno colombiano desde 1999 en el tema del pago de las pensiones territoriales: de entidades departamentales y municipales.
La ley 549 de 1999 creó el Fondo de Pensiones Territoriales -Fonpet- “administrado” por el Ministerio de Hacienda con el fin de que recursos que recibe el gobierno de diferentes fuentes sean “administrados”, a su vez, en “patrimonios autónomos” creados en entidades financieras y que deben permanecer allí hasta que se llegue al nivel de reservas o ahorro que haga posible el pago de las erogaciones futuras por el pago de las pensiones.
Lo “ingenioso” del fondo es que el Gobierno nacional sigue pagando las pensiones, originando gasto público que al no ser cubierto inmediatamente por un ingreso, genera déficit fiscal y mayor deuda; como el déficit tiene que ser cubierto, el Gobierno emite títulos de deuda que son comprados por las entidades que administran los recursos del Fonpet. Aquí viene la pregunta: ¿Es racional que un agente económico, sea quien sea, que posee un activo (recursos del Fonpet) se los entregue en “administración” al sector financiero y que, inmediatamente, para pagar las obligaciones pensionales que tiene a cargo, cree una deuda (emisión de TES) para que le presten sus propios recursos? Absurdo. Cualquier analista desprevenido preguntará ¿En qué país está pasando semejante cosa?. Los colombianos tendremos que responder con preocupación: en el nuestro.
Hoy tenemos el “ahorro” de los “patrimonios autónomos” pero al lado un “desahorro” o deuda pública acumulada mayor, específicamente creada por la existencia de este “ingenioso” mecanismo. La diferencia a cargo del Gobierno se origina en buena parte porque a mayor nivel de la deuda, mayor es la tasa de interés que debe reconocer el Gobierno colombiano en el mercado de deuda nacional e internacional, creándose, así, un círculo vicioso de mayor tasa de interés, mayor deuda, mayor tasa de interés, absolutamente irracional. El monto del “ahorro” ascendía al cierre del año 2022 a $ 48 billones (millones de millones de pesos).
Esta historia la quiere repetir el gobierno actual con la creación del fondo de “ahorro” del régimen contributivo que contempla el proyecto de reforma pensional que cursa actualmente en el Congreso de la República con montos muy superiores a los del Fonpet y que, inclusive, la Comisión Séptima del Senado aprobó que fuera por montos más altos que lo contemplado por el Minhacienda y el Mintrabajo. Sobre este preocupante tema me referiré en la próxima columna.
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