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La mejor, ‘Las brisas del Pamplonita’
Croniquilla
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Jueves, 18 de Julio de 2024

Este próximo pasado 30 de junio se cumplieron 130 años del estreno de la interpretación instrumental de “Las brisas del Pamplonita” en el parque Santander de Cúcuta. La composición fue inspiración del maestro Elías Mauricio Soto. Luego del estreno vino el acomodo de la letra escrita por el también músico Roberto Irwin. 

“Las brisas del Pamplonita”, nuestro segundo himno nortesantandereano, es un bambuco alegre, con cuatro tonalidades bien elaboradas y armónicas, cosa que hoy ningún compositor de música popular es capaz de lograr. Por lo que podemos decir que el compositor de la melodía brilla como un verdadero genio polifónico.

Sin ser experto en la materia, pero con algo de oído musical, confieso que no me acaban de convencer otras canciones dedicadas a Norte de Santander. Me parecen muy mediocres. Y de letras lamentables. Hablo de “Portón de la frontera”, del maestro huilense Jorge Villamil, de “Un arrullo a mi Norte”, del profesor Ángel Jesús Acevedo, nortesantandereano, de Toledo, y “Pal´Norte”, del grupo “Los dotores de la carranga”, de la autoría de Carlos Rodríguez Lizarazo, oriundo del corregimiento San Pablo, municipio de La Esperanza, de nuestro departamento.

Me late que el maestro Villamil nunca conoció la frontera. Por eso se imaginó que aquí vivimos en primavera, cuando la verdad es que tenemos un fuerte verano durante todo el año.  ¿Y de dónde sacó que Cúcuta está llena de mujeres morenas? Los mamadores de gallo sospechan que Villamil se la fumaba verde pues ¿dónde se ha visto a unos guaduales llorar y con alma?

Ninguno de los autores citados atina a ubicar los municipios en orden, de modo que saltan de tierra fría, en un extremo, a tierra caliente, en el otro, como si tal. Al sur de San Antonio queda Pamplona, según Villamil. ¡Con homenajes así, para qué homenajes!

Poner en la letra que Los Patios tiene un gesto de ternura, como reza la canción del profesor Acevedo, es muy cursi, como poesía barata es aquello de que las palmas reales de Villa del Rosario nos despiden con su follaje con un “adiós, adiós”, de Villamil.

Ahora, ¡qué ocurrencia comparar el templo histórico con el edén, según el verso forzado del profesor Acevedo! Tampoco Cúcuta es hoy terruño de motilones; éstos están en el Catatumbo.  De otro lado, ¿cómo es eso que Pamplona contempla a Chitagá? ¿No será al revés? Aunque a uno y a otro pueblo les queda muy berraco contemplarse. Otra perla: Herrán y Ragonvalia miran a Sardinata; eso suena a parto de mula. Según el verso fiero (sic) del profesor, Ocaña con sus cocotas saluda a Convención y a La Playa: es posible, por la relativa cercanía, pero saludar a Villacaro lo veo más cuesta arriba que el Alto El Pozo.

Y, por último, la canción “Pal´ Norte” de los “Dotores de la carranga” creo que es lo malo que han compuesto. Extraña esto porque Carlos Rodríguez es un magnífico compositor, y Breyner Corredor -nacido en Cáchira -, ejecuta el requinto como pocos. Rodríguez, el líder del conjunto, ha sido profesor en escuela primaria, pero en geografía se raja y peor que sea en la de Norte de Santander, su tierra. Hace un zaperoco con la ubicación de cada municipio, de modo que ese tributo pal´Norte resultó muy pobre.

Concluyamos, entonces, que después de Las Brisas del Pamplonita no sigue ninguna canción. En definitiva, es una pieza insuperable.

orlandoclavijotorrado@yahoo.es


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